Translate

domingo, 11 de agosto de 2013

Urgente, tengo un adolescente

Por: Derek y Michelle Brookes

Cultivar la relación

P: Como trabajo, no dispongo de mucho tiempo para mis hijos adolescentes. Por la noche quieren mirar la televisión o realizar alguna actividad con sus amigos, o bien tienen tareas escolares pendientes. Yo por lo general tengo mucho que hacer, y para colmo estoy que me caigo de cansancio. Yo diría que a consecuencia de ello nos hemos distanciado. Me gustaría volver a tener una relación más estrecha y pasar más tiempo con ellos, pero ¿cómo lo hago? ¿Por dónde empiezo? ¿Qué puedo hacer para que se sientan a gusto conmigo y perciban que los quiero y aprecio mucho?
Nota de los editores: Muchos nos encontramos en la misma dificultad. Los que tenemos hijos de esa edad nos preocupamos por ellos, pero por otro lado no sabemos bien cómo ayudarlos. Una madre recibió los siguientes consejos de Dios cuando le planteó sus inquietudes en ese sentido.
Manifiéstales cariño
Lo más valioso que puedes dar a tus hijos es amor. Sé cariñosa con ellos, para que no les quepa duda de tu amor. Eso se aplica en particular a los adolescentes. Tus hijos deben tener la certeza de que los amas. Es necesario que sientan y vean tus expresiones de cariño.
Ven tu amor manifestado en el hecho de que les proporcionas vivienda y comida; pero están tan acostumbrados a ello que muchas veces no lo aprecian. No son conscientes de los sacrificios que haces para ello, ni comprenden que has organizado tu vida para poder atender a sus necesidades físicas. Por consiguiente, lo que les hace falta es ver y sentir la faceta espiritual de ese amor, el afecto y cariño que sientes por ellos. Así se establecerá un vínculo de amor y confianza. Te preguntas: «¿Cómo hago para crear ese lazo de amor con ellos?»
Remedia las necesidades de tus hijos remediando las tuyas
El primer paso para establecer vínculos más amorosos con tus hijos y hacer que se sientan queridos, apreciados y a gusto contigo es que tú te sientas así conmigo. Así es como deseo que sea tu relación conmigo. Quiero que percibas Mi amor, pues eres Mi hija, y deseo manifestarte Mi amor de Padre.
Quiero hacerte ver que te amo y te acepto tal cual eres, y que deseo que tengas una relación más estrecha conmigo. Una vez que haya más intimidad entre nosotros, te haré sentir la aceptación, el amor incondicional, la seguridad y la confianza que tanta falta os hace a todos. Cuando conozcas y percibas el amor inmenso e inconmensurable que te tengo -un amor que llega hasta los confines del universo-, tú misma podrás brindar más amor. Y tus hijos lo notarán. Tu esposo también. Y asimismo otras personas.
Crea oportunidades de estar juntos
Deja que te infunda un amor más profundo por tus hijos, un amor que supere las barreras, un amor incontenible, un amor que seas capaz de manifestar y que tus hijos perciban.
Un amor así anhela expresarse, busca oportunidades de evidenciarse. Si sientes un profundo amor por tus hijos, ellos lo notarán, y las ocasiones de conversar y hacer cosas juntos surgirán espontáneamente. Ellos dirán: «Papá, ¿quieres que te enseñe este juego?», «Mamá, te voy a mostrar lo que hicimos hoy en el colegio», «Mamá, ¿qué crees que debo ponerme para la fiesta?», «Papá, ¿me ayudas a arreglar esto?»
Busca oportunidades. Puede que no sean tal como te las imaginabas. Tal vez tengas que reajustar tu horario. Cuando tus hijos vean que quieres participar más en su vida, se alegrarán de poder contar contigo. Te verán como una amiga que desea ayudarlos.
Todo puede empezar con algo tan simple como mirar juntos la televisión; pero no dejes que la cosa termine ahí. Procura que haya oportunidades de conversar. Por ejemplo, acompáñalos a sitios a los que quieran ir y luego comenta con ellos la experiencia. Averigua qué les gustó y qué impresión se llevaron. Si su punto de vista difiere del tuyo, no insistas para que vean las cosas como tú.
Que puedan contar contigo cuando te necesiten
Ponte a pensar en cómo son ahora las cosas: ¿A qué te dedicas por las noches? ¿Qué hacen ellos en esas horas? ¿Y los fines de semana? ¿Es posible hacer que tu vida se entrecruce más con la de ellos? ¿Puedes cambiar algo para que así sea? Busca puntos en común, actividades que puedas realizar con ellos.
Hazte presente con amor. No les hagas pensar que buscas oportunidades de fisgar en su vida, de sermonearlos o reprobar lo que hacen, de imponerles más reglas o darles más instrucción. Se trata de que estés a su lado como una amiga, de que te puedan expresar libremente sus ideas, de que te vean como alguien a quien recurrir, alguien que los apoya.
¿Hay algún deporte en el que se interese tu hijo? ¿Alguna manualidad que le guste a tu hija? ¿Puedes participar de alguna forma en esas actividades? Observa qué les atrae. Averigua qué aficiones y experiencias puedes compartir con ellos.

Un padre descubre el secreto
Veamos el testimonio de un padre que descubrió el secreto de la comunicación con su hijo adolescente:
En los últimos meses he logrado grandes avances en la relación con mi hijo. La clave fue el deporte. Dedicando más o menos una hora diaria a jugar al fútbol con él lo estoy ayudando a superar una etapa difícil. Tomás es un chico bastante dinámico de catorce años. Últimamente se estaba metiendo en muchos líos.
Tanto él como su hermana, que siempre habían sido buenos chicos, se estaban echando a perder. Mi esposa y yo estábamos angustiados y comprendimos que había que hacer algo. Teníamos que empezar a dedicarles más tiempo a cada uno por separado. Yo me concentré en Tomás, y mi esposa en nuestra hija de 17 años.
Tomás desahogaba su enojo y su frustración poniéndose agresivo y competitivo, y era tan mal perdedor que resultaba difícil aguantarlo. En otros aspectos era irresponsable. Las tareas que le asignábamos y las cosas que empezaba las dejaba a medias. Constantemente le llamábamos la atención. Al principio, no había forma de hacerlo entrar en razón. Nos había cerrado a mi esposa y a mí la puerta de su vida. Buscamos afanosamente la llave, algo en lo que coincidiéramos y que nos sirviera de punto de partida.
Tomás tenía un único interés en la vida: el fútbol. No formaba parte de ningún equipo, y yo no sabía si en realidad le convenía practicar dicho deporte más en serio, pues no conseguía llevarse bien con nadie. Finalmente, con la esperanza de lograr un acercamiento a él, decidí entrar en su mundo y jugar un rato al fútbol con él cada día. Sólo con ese poco de comunicación y participación conjunta en una actividad, fue sorprendente lo rápido que empezó a transformarse y abrirse. Al cabo de un tiempo otras personas también nos comentaron que Tomás estaba cambiando mucho y convirtiéndose en un muchacho muy extrovertido, comunicativo, seguro de sí mismo y agradable. (Francamente, yo también me siento mucho más saludable y feliz. Practicar un deporte al aire libre no sólo es bueno para que los jóvenes quemen energías acumuladas; también es una válvula de escape para las frustraciones de los padres). Es innegable que Tomás está ahora mucho mejor que cuando siempre andaba metiéndose en peleas o planeando alguna travesura, y parecía que iba camino de convertirse en un teleadicto apático o en un joven huraño enviciado con la computadora.

Ingeniería
Ingéniate situaciones que te acerquen a tus hijos, como ir juntos a sitios que les gusten y hacer cosas que les resulten entretenidas.
Es posible que prefieran no hacer ciertas cosas contigo por miedo a que sus amigos critiquen el hecho de que realicen actividades con sus padres. En ese caso, una solución puede ser ofrecerte de vez en cuando a llevarlos en automóvil cuando salgan con sus amigos. De esa forma, por lo menos estarás presente. Otra idea es que tus hijos inviten una noche a un grupo de amigos, incluso a quedarse a dormir. Así también tú estás ahí con ellos.

La comunicación con la generación joven sería menos complicada si los padres estuvieran un poco más al tanto de lo que pasa. Una forma de averiguarlo que he descubierto es hacer de chofer para un grupo de chicos. No abras la boca, y al poco rato se olvidarán de que estás ahí y conversarán con toda libertad, como si fueras un piloto automático. No sé si eso se considera una violación de su intimidad, pero lo cierto es que da resultado. Consejo de una madre de adolescentes.

Busca maneras de integrar tu vida a la de ellos. Eso puede requerir que ambas partes hagan algunos ajustes. Pero si lo intentas, Yo te indicaré formas de establecer comunicación. Una de ellas puede ser trabajar juntos en algo: construir un objeto de madera, hacer una labor de costura, preparar una comida, cuidar de un animal doméstico o arreglar el jardín.
Descubre el arte de escuchar
Una de las principales formas de ayudar a tus hijos es escucharlos. Aprende a escuchar de verdad. Cuando les preguntes cómo les fue en el colegio, deja lo que estés haciendo y presta atención a lo que te cuenten. Cuando te presenten problemas, no siempre tienes que dar tu opinión en el momento. En vez de emitir un juicio, tómate tiempo para meditar en el asunto, o reza para encontrar una solución. Lo principal es escuchar, prestar atención, aparte de brindar amor, ánimo y apoyo.

Se les preguntó a ciertos adolescentes: «¿Cómo saben cuándo sus padres no los escuchan?» Dieron las siguientes respuestas: «No me miran», «Leen el periódico mientras les hablo», «Mi mamá continúa aspirando el piso o cocinando y me dice: “Sigue, sigue; te escucho”».
Después se les preguntó: «¿Y cómo saben cuándo sus padres les están prestando atención?» La mayoría contestó: «Porque dejan lo que están haciendo cuando les hablo».

Recurre a la guía celestial
Cuando te enfrentes con un problema y ores, te ayudaré, me pondré a tu disposición, porque soy tu Padre. No tienes que ir a ningún lugar en particular ni ponerte de rodillas. Puedes hablarme de tus dificultades en cualquier sitio. Hazlo interiormente -en tu corazón, en tus pensamientos-, donde sea que estés, a cualquier hora, en cualquier circunstancia. Vuelve tu corazón hacia Mí, pues te amo más que nadie y escucho el clamor de tu alma. Siempre estoy presto a responderte, en cualquier momento y lugar. Te guiaré, te orientaré y te indicaré qué hacer, paso a paso. Basta con que me preguntes y creas que las respuestas que afloran en tu mente provienen de Mí.
 Con los adolescentes se presentan muchas situaciones que requieren una gran medida de comprensión. Los juicios severos y las censuras farisaicas puede cortar la comunicación. Piensa que quizá tus hijos no tenían ninguna mala intención. Si tienes dudas sobre algo que ha sucedido, consúltame, y Yo te indicaré los motivos que tuvieron.
Cuando me consultes, haz silencio y espera a que Mis pensamientos te vengan a la mente. Pregúntame, y Yo te responderé. Te transmitiré ideas y soluciones que te reconfortarán y ayudarán.
Juzga a tus hijos con Mi sabiduría, no según reglas y patrones inflexibles. Uno de los mayores impedimentos para la comunicación con los jóvenes es el juzgarlos duramente. Es muy frecuente que los padres apliquen a sus hijos los patrones estrictos con que ellos se criaron. Pero cada edad es diferente, cada época y cada generación son distintas, y los chicos deben probar sus alas y expresarse de acuerdo con su personalidad. Naturalmente, eso no significa que deba haber una tolerancia absoluta, sin límites, reglas ni obligaciones. La clave para corregir los malos comportamientos está en inducir un cambio de actitud, no en obligar a los hijos a cumplir las reglas.
Pídeme que te revele lo que sienten tus hijos; así podrás ver más allá de las apariencias. Es mejor tratar de resolver las inquietudes que albergan que querer cambiar su aspecto. Ocúpate de lo que sucede en su interior, escucha lo que te diga su corazón, trata con ternura sus sentimientos.
La mejor red de seguridad
Muchos chicos no necesitan sino que sus padres les proporcionen una base firme de amor y aceptación. Esa base de amor puede guardarlos de peligros y malas influencias, como la droga y el alcohol, e incluso del sufrimiento que pudiera causarles el rechazo de sus amigos. En tales ocasiones, el amor y la aceptación son como la red de seguridad de los trapecistas. Si tus hijos saben que no los rechazarás aunque metan la pata o hagan alguna estupidez, acudirán a ti, y así se formará ese vínculo que deseas.

Los adultos estamos acostumbrados a hablar y a dar órdenes; pero si vivimos con adolescentes, no solo debemos escuchar con los dos oídos, sino también con el corazón.

También Yo deseo crear ese vínculo entre padres e hijos, a fin de que estos tengan a quién recurrir. Tú sabes que puedes contar en todo momento conmigo, que soy tu Padre. Nunca te rechazo, aunque hayas cometido errores garrafales u obrado muy mal. Siempre te presto oído y te sigo amando y apoyando. Siempre estoy pronto a estrecharte en Mis brazos.
Es muy importante que tengas esa misma actitud con tus hijos. Deben saber que, hagan lo que hagan, siempre los amarás, y nada podrá alterar ese amor. Tienen que saber que siempre pueden conversar contigo; que aunque no estés de acuerdo con ellos, aunque no coincidas con su punto de vista, aunque pienses incluso que han hecho algo muy malo o dañino, nunca dejarás de considerarlos tus hijos. Tienen que saber que siempre los amarás, que siempre podrán recurrir a ti, que aunque ocurra la peor calamidad, siempre podrán contar con tu amor. Así además aprenderán cómo soy Yo y cómo es Mi amor.

Para llegar a pasar mejores ratos con nuestros seres queridos, lo mejor es dedicarle buenos ratos a Dios, nuestro Padre celestial.




Ser padres
DEUT.6:6,7 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
DEUT.18:10a No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego.
DEUT.12:28 Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos del Señor tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre.
1RE.3:26,27 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
1SAM.1:27 Por este niño oraba, y el Señor me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también al Señor; todos los días que viva, será del Señor. Y adoró allí al Señor.
SAL.78:4 No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas del Señor, y su potencia, y las maravillas que hizo.
SAL.113:9 El hace habitar en familia a la estéril, que se goza en ser madre de hijos. Aleluya.
SAL.115:14 Aumentará el Señor bendición sobre vosotros; sobre vosotros y sobre vuestros hijos.
SAL.127:3-5 He aquí, herencia del Señor son los hijos; y recompensa Suya el fruto del vientre. Como saetas en manos del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no serán confundidos cuando tengan pleito con los enemigos.
PRO.13:24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
PRO.17:21 El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra; y el padre del necio no se alegrará.
PRO.19:13 Dolor es para su padre el hijo necio, y gotera continua las contiendas de la mujer.
PRO.19:18 Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; y no lo eximas a causa de su llanto.
PRO.20:7 Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él.
PRO.22:6 Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
PRO.23:13 No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá.
PRO.23:15,16 Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, también a mí se me alegrará el corazón; Mis entrañas también se alegrarán cuando tus labios hablaren cosas rectas.
PRO.23:24,25 Mucho se alegrará el padre del justo, y el que engendra sabio se gozará con él. Alégrense tu padre y tu madre, y gócese la que te dio a luz.
PRO.29:15 La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho dejado a sí mismo, avergüenza a su madre.
ISA.8:18 He aquí, yo y los hijos que me dio el Señor somos por señales y presagios en Israel, de parte del Señor de los ejércitos, que mora en el monte de Sion.
ISA.54:13 Y todos tus hijos serán enseñados por el Señor; y se multiplicará la paz de tus hijos.
JOEL 1:3 De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación.
JN.21:15b Apacienta Mis corderos.
122. HCH.2:39a Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos.
2COR.12:14b No deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos.
EFE.6:4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos mediante la disciplina y la instrucción del Señor.
COL.3:21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.
1TIM.5:8 Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.




¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfonos: (506) 88539162
Hugo, con nuestros amigos colombianos, llevándoles la Palabra de Dios.

lunes, 5 de agosto de 2013

Una plegaria al Señor

Por María Fontaine

Todos, en algún momento de la vida, libramos batallas personales que nos debilitan mucho. En momentos así, puede que no tengan esperanzas de que su situación se vaya a arreglar, que les parezca que no pueden hacer nada para obtener la victoria. Sin embargo, les ruego que cobren ánimo, pues hay libertad, pueden liberarse; el Señor siempre tiene una solución para los problemas que enfrentamos.
Si ya no sienten deseos de dar testimonio o de dedicar de su tiempo a ayudar a otros; si les está costando llevarse bien con los demás, si se sienten solos; si el egoísmo se ha introducido cada vez más en su vida; si han adquirido apetitos, costumbres o adicciones poco sanas, que no provienen del Señor; si batallan con pensamientos negativos o con la tendencia a criticar a los demás o desanimarse; el Señor tiene las soluciones a cada uno de los problemas que enfrentamos.
En circunstancias como ésas, es preciso que busquemos al Señor, que asumamos compromisos y elevemos las oraciones que harán descender Sus bendiciones y nos encaminarán por la senda de la victoria.
Me gustan las oraciones escritas. Hay veces en que he preparado de antemano oraciones escritas para mí misma, pues eso me permite pensar y orar sobre lo que voy a decir y los compromisos que quiero asumir ante el Señor. Ruego que esta oración escrita les resulte tan útil a ustedes como lo fue para mí.

(Oración): Querido Jesús, sabemos que a pesar de nuestros pecados y flaquezas, Tú eres nuestro fiel amigo, compañero, amante y esposo, y que siempre podemos contar contigo, que nos amas con un amor eterno. Nunca nos sueltas, nos abandonas ni nos das la espalda, por poco que pensemos que merecemos Tu atención, por poco merecedores, pecadores o terribles que nos sintamos. Al elevarte esta plegaria invoco el versículo que dice que nos salvas y nos libras no por obras de justicia que hayamos hecho, sino por Tu misericordia[1].
Deseo de corazón agradarte y obedecerte. Quiero poner la Palabra por obra, estar cerca de Ti y dar buen testimonio a los demás. Quiero que mi vida lleve fruto. Deseo manifestar amor, ser una bendición para mis seres queridos y levantar a los débiles y los necesitados.
Quiero que dirijas el reflector de Tu Palabra hacia lo más profundo de mi alma y que me recuerdes claramente en este momento los aspectos en los que tengo que cambiar. Jesús, deseo de todo corazón transformarme. «Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno».[2]
Me da un poco de miedo pensar que no lograré cambiar o hacer los sacrificios que sé que quieres que haga. Sé que al hacer esta oración mi vida cambiará, y voy a tener que transformarme. Para ello hará falta sumisión, renunciar a todo y convertirme en una nueva criatura de alguna manera.
He tratado de someterme, aunque sé que en algunos sentidos esa sumisión ha sido solo parcial. Te agradezco, Jesús, que me hayas dado gracia y fuerzas para aguantar durante las batallas, aun sabiendo que no me había sometido del todo. Te agradezco asimismo que hayas dado a los demás la gracia para aguantarme, para amarme a pesar de mis defectos. Gracias por sus oraciones.
Me doy cuenta de que mi orgullo se resiste. El temor que le tengo al futuro, mis ideas preconcebidas sobre cómo deben ser las cosas o hasta el concepto que tengo de mí misma, todo eso trata de impedírmelo. A eso se añade mi egoísmo, mi deseo de hacer las cosas a mi manera, mi falta de fe y confianza en Ti y, sí, hasta la esperanza de que si aguanto un poco y no hago esta oración, a lo mejor las cosas cambiarán y no me pedirás que haga un sacrificio tan grande, que me entregue de esta manera a Ti y te rinda mi orgullo y mis ideas.
He decidido rezar esta oración, Señor, porque necesito transformarme. ¡Deseo echar sobre Ti todo mi ser, mis preocupaciones, mis esperanzas, mis sueños, mis seres queridos, mi futuro! Quiero que me conviertas en lo que Tú quieres que sea.
Jesús, te ruego que me transformes el corazón. Para mí es imposible obtener la victoria sobre las debilidades que he arrastrado durante tanto tiempo. No obstante, Tú dijiste que eres el Dios de los imposibles, que lo que es imposible para los hombres es posible para Ti, y al que cree todo le es posible[3]. Me tienes que infundir incluso la fe para creer que esa transformación es posible. Pero Tú lo has dicho; y sé que harás todo lo que te pidamos con fe, creyendo[4].
No sé cómo te las arreglarás, Señor; pero ¿podrías hacerlo? Lo deseo con toda el alma. Bueno, en cierta forma no lo deseo, porque sé que me va a costar. Tendré que cambiar, renunciar a todo y humillarme. Por otra parte, lo deseo verdaderamente porque sé que es lo que quieres . Sé que te va a agradar. Sé que así obtendré Tu bendición.
Sé que por grande que sea el sacrificio que tenga que hacer, por mucho que tenga que dar, por mucho que me parezca que voy a perder, ¡todavía te tendré a Ti! Es maravilloso saber que no voy a caer, pues estarás presente para levantarme y sostenerme en Tus brazos. Por eso, no tengo nada que temer. Sé que habrá muchas pruebas y que me asaltará la tentación de desdecirme. Sin embargo, por Tu gracia, Señor, seguiré adelante.
Sé que tengo que avanzar. Y si no voy a tener más remedio que hacerlo, ¡más me vale hacerlo de todo corazón, sin reservas! En vez de ir arrastrando los pies, de avanzar de mala gana, a regañadientes, ¡mejor pongo todo mi empeño! Sé que cuanto antes me doblegue, antes llegará la victoria, la victoria que Tú deseas: que me fortalezca en los aspectos en que flaqueo desde hace tiempo, y que Tu fortaleza se perfeccione en mi debilidad[5].
Tú dijiste: «Conforme a tu fe te será hecho»[6]. Requiere bastante fe de mi parte presentarte pedidos concretos en mis oraciones, pero no me cabe duda que eso generará respuestas concretas por Tu poder. Jesús, sé que al que cree todo le es posible. Que para los hombres es imposible, pero que todas las cosas son posibles para Dios. Tú te especializas en lo que se considera imposible, y lo aparentemente imposible es Tu especialidad. No solo eres nuestro Salvador sino que también haces milagros por nosotros.
Por fe, con esta oración, he tomado la decisión de aceptar Tu voluntad para mi vida. Me he lanzado a caminar sobre el agua y confío en que Tú me sostendrás, en que me llevarás hasta la otra orilla y pondrás mis pies sobre una victoria firme y sólida.
Te ruego que envíes a las fuerzas angélicas para que me apoyen y fortalezcan. Señor, a veces me da la impresión de que se libra una guerra dentro de mi cabeza, con mis pensamientos y mi manera de reaccionar. Oigo Tu silbo apacible y delicado y la voz de Tu Palabra que me guían, sin embargo luego llega una andanada de preocupaciones, temores y dudas,  de críticas y resentimientos.
¡Concédeme, por favor, gracia sobrenatural para luchar! ¡Dame más combatividad! Jesús, dijiste que eres más que capaz de ayudarme a sobreponerme a las circunstancias naturales, por imposibles que me parezcan. Aquieta las aguas agitadas y da paz a mi corazón. Abre los cerrojos y suelta los grilletes de todo aquello que se interpone en mi relación contigo.
Jesús, no me gusta tener todos esos temores y aprensiones, toda la tensión y el nerviosismo que siento. Te ruego que me liberes de mis remordimientos por el pasado y de mi temor al futuro.
Sé que tendré que seguir luchando aun después de hacer esta oración, de entregarme por entero en el altar de sacrificio y pedirte que me conviertas en una vasija sumisa en Tus manos, de modo que acepte Tu voluntad. Habrá pruebas y tentaciones. Hasta habrá ocasiones en que caiga. No obstante, por Tu gracia me volveré a levantar cada vez, como el hombre fuerte que siete veces cae y vuelve a levantarse[7].
Este reto representa una magnífica bendición, aunque no lo parezca. Y si logro verlo desde esa óptica, si acepto el reto y convierto la situación en algo positivo y pongo todo el corazón en ello, se me hará mucho más fácil, pues estaré cooperando contigo.
En fin, todo esto que digo suena muy bien y muy valiente, pero seguramente no siempre voy a decir lo mismo. Por eso, quiero dejar constancia de que hoy he decidido por fe que esta es mi meta, lo que me propongo y lo que voy a hacer mediante Tu gracia.
¡Gracias, Jesús! Confío por entero en Ti y sé que me amas y que lo haces todo bien. Me apoyo en Ti. Cuento con respuestas a mis oraciones, porque me apoyo en Tus promesas. Sé que sin Ti, nada soy[8]. Y sé que en mí no mora el bien[9], y que necesito Tu fortaleza y Tu poder para cambiar. Te necesito con urgencia, Jesús. Quiero que con Tu amor y Tu Espíritu me guíes a cada paso, en todo lo que haga y diga, en todo trato que tenga con los demás. Quiero dar ejemplo de Tu amor a los demás.
Quiero que cuando la gente me mire te vea a Ti. Ello me hace pensar en Pedro y Juan, que eran hombres sencillos y sin letras; no obstante, la gente sabía que habían estado contigo, Jesús[10]. Cuando todo llegue a su fin, cuando termine mi carrera y me llames a Casa, quiero que se diga de mí que la gente reconocía que había estado contigo, pues te veía reflejado en mí; veía Tu amor, Tu misericordia, Tu compasión, Tu comprensión, Tu fortaleza y Tu poder.
Quiero que Tu Espíritu viva y obre en mí como nunca. Quiero llenarme tanto de Tu amor, de amor por Ti y por el prójimo, que éste rebose sobre la vida de los demás y la bendiga.
Jesús, aunque no vea la solución de inmediato, aunque por un tiempo no vea ni perciba la manifestación de este milagro, seguiré creyendo, porque Tú lo has prometido, y sé que no me fallarás. Por Tu gracia, Señor, deseo firmemente que tu Espíritu me ayude a esforzarme por manifestar una actitud abnegada, amorosa, generosa y considerada, y a leer, recibir y vivir Tu Palabra.
Jesús, quiero renovar el compromiso que asumí contigo. Quiero pasar más tiempo en Tu presencia, en comunión contigo, descubriéndote mi corazón y escuchando las palabras personales que me dirijas para mi caso en particular. Quiero que seas esa fuerza estable a la que pueda aferrarme con la seguridad de que todo va a salir bien. Y cuando sienta la necesidad, haré lo posible por acudir otra vez a Ti en oración ferviente, para suplicarte que me des fuerzas para seguir peleando la buena batalla de la fe[11].
Amado Jesús, siempre te amaré y te necesitaré. Procuraré no apartarme nunca de Tu lado. Te agradezco infinitamente ser una de Tus hijas. Amén.

Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar Su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo. Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.
Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados;perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también Su vida se manifieste en nuestro cuerpo.
Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno[12].


[1] Tito 3:5.
[2] Salmo 139:23–24 NVI.
[3] Lucas 18:27; Marcos 9:23.
[4] Mateo 21:22.
[5] 2 Corintios 12:9.
[6] Mateo 9:29.
[7] Proverbios 24:16.
[8] Juan 15:5.
[9] Romanos 7:18.
[10] Hechos 4:13.
[11] 1 Timoteo 6:12.
[12] 2 Corintios 4:6–10, 16–18.



¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfono: (506) 88539162
Hugo con nuestra amiga Mirna, en un asesoramiento espiritual y clase bíblica.

domingo, 4 de agosto de 2013

Fotos representativas de nuestro trabajo misionero

Queridos amigos:
A través de los años de nuestro apostolado misionero nos hemos dedicado a esparcir el amor de Dios de muchas maneras. En esta ocasión publicamos algunas fotos representativas de nuestros trabajo: Con adultos, jóvenes y niños. Además, todo este trabajo comprende clases de la biblia, asesoramiento espiritual, consejería, mensajes a los niños con show de payaso, labor social, donaciones de ropa y comida a familias y escuelas de escaso recursos, y correos semanales con alimento espiritual para todos ustedes.
Como en cualquier esfuerzo, y especialmente el misionero, somos gente apoyada por nuestros creyentes... ¡así es que  te necesitamos! te estamos invitando a ser parte de nuestro trabajo para el Señor; una parte de nuestras bendiciones y una parte de nuestros sacrificios. "Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque somos colaboradores de Dios" (1 Corintios 3:8-9).
Así es que agradecemos a todos aquellos que de alguna manera nos apoyan. Dado que nosotros trabajamos en la obra misionera a tiempo completo necesitamos sus donativos u ofrendas para sostener los gastos de nuestra familia.
Y estamos a la orden para aportar a sus vidas en todo lo que podamos cuando nos necesiten. 
¡Dios les bendiga!

LABORES CON ADULTOS EN GENERAL:

LABORES CON JÓVENES:

LABORES CON NIÑOS:

LABOR SOCIAL CON ADULTOS Y NIÑOS:



¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfono: (506) 88539162