¡La generosidad de una viuda le salvó
la vida! (1Reyes 17)
Este relato se refiere a un hecho acontecido en Israel,
alrededor del año 900 a.C. ¡Era una época triste y difícil para la nación, pues
se hallaba bajo el reinado del peor rey que había tenido hasta entonces: Acab!
Acab se hallaba bajo la gran influencia de Jezabel, su esposa extranjera, a
punto tal que adoptó su vil religión, el baalismo, que era el culto a Baal, el
dios pagano. Bajo el malvado reinado de Acab y Jezabel, los profetas del Dios
verdadero fueron metódicamente masacrados, y el baalismo se convirtió en la
religión oficial del Estado.
Con el objeto de hacer conocer Su desagrado, Dios envió a Su
profeta Elías directamente a Acab con un mensaje de advertencia: "¡Vive el
Señor, Dios de Israel, que no habrá lluvia ni rocío en
estos años, sino por mi palabra!" Luego de dar aquella advertencia, Elías
huyó al desierto, donde se ocultó de los soldados de Acab. El Señor le llevó a
un pequeño cañón solitario donde, además de correr un pequeño arroyo del que
podía beber agua, fue alimentado milagrosamente por unos cuervos a quienes Dios
ordenó que le llevaran todos los días pequeños trozos de pan y de carne.
Tal como había profetizado el profeta Elías, no cayó una
gota de lluvia y se produjo una severa sequía en el país. A medida que
transcurrían los meses de calor sofocante, el sol abrasador quemaba la tierra
en Israel. Los cultivos y las fuentes de agua se secaron y se produjo una gran escasez.
Al cabo de poco tiempo, el arroyo Querib, de donde sacaba agua Elías, también
se secó por completo. Pero Dios es fiel, y el mismo día que se secó el arroyo,
"vino a Elías Palabra del Señor diciendo: Levántate y vete a la ciudad de Sarepta
y mora allí. ¡He aquí, Yo he dado orden allí a una mujer viuda para que te
sustente!"
Sarepta se encontraba a 150 km al norte del arroyo
Querib y Elías hubo de emprender aquel peligroso viaje a pie, por
aquella región calcinada y desolada por la sequía. Luego de un viaje de varios
días de penurias, en los que tuvo que cruzar desiertos desolados, peñascos
rocosos y escarpados desfiladeros de montaña, finalmente llegó a Sarepta, una
ciudad costera en lo que es hoy Líbano. Agotado, agobiado por el calor y
cubierto de polvo, llegó al pórtico de la ciudad donde avistó a una mujer que
recogía ramas. "¡Agua!", le gritó desesperado. "¡Por favor,
tráeme un jarro de agua para beber!"
La mujer se compadeció de aquel desconocido exhausto; cuando
se levantó para ir a buscar agua, él le dijo: "Por favor, ¿podrías traerme
algo de comer también?" Volviéndose, la mujer dijo: "Vive el
Señor tu Dios, no tengo siquiera un trozo de pan, sino solamente un puñado de
harina y un poco de aceite en una vasija. Mira, he venido a recoger algunas
ramitas con qué cocinar, para llevar a casa y preparar una última comida para
mi hijo y para mí, para que comamos y luego nos dejemos morir."
¡Seguramente, en aquel momento Elías comprendió que aquella
era la pobre viuda que el Señor había prometido que le daría alimento y
cuidado! Entonces le dijo con convicción: "No temas, ve y haz como
has dicho. ¡Pero hazme a mí primero una pequeña torta, y luego
haz algo para ti y para tu hijo! Luego profetizó: "Porque el
Señor Dios de Israel ha dicho así: ¡La harina de la tinaja no escaseará y el
aceite no disminuirá, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la faz de
la tierra!"
¡Aquella pobre viuda debe de haber quedado completamente
absorta ante aquella extraordinaria afirmación! Tal vez pensó: "Le he
dicho que soy muy pobre, y que estoy juntando ramitas para preparar una
última comida para mi hijo y para mí, y que luego nos moriremos de hambre. ¡Sin
embargo me pide que prepare primero un pan para él!"
Pero como Elías le había hablado con tanta autoridad en el
nombre del Señor, ella sabía que debía de tratarse de un hombre de fe,
de un profeta, y creyó que lo que él le decía era Palabra del Señor.
Aquella pobre viuda decidió confiar en el Señor y hacer lo que Elías le pedía.
Volvió rápidamente a su casa y sacó el último puñado de harina de la tinaja en
que la guardaba. Tomó la vasija de aceite y vertió las últimas gotas hasta
dejarla completamente vacía.
Después que hubo mezclado la harina y el aceite, y hubo
amasado y horneado el trozo de pan para Elías, quedó absolutamente perpleja
ante lo que sucedió. Es de imaginarse la escena. La pobre viuda ordenaba las
cosas mientras se horneaba el pan para Elías. Al colocar en su lugar la vasija
de aceite vacía, de pronto se dio cuenta de que estaba mucho más pesada que un
rato antes. Al inclinarla, advirtió estupefacta que salía de ella aceite
fresco. ¡Estaba llena!
Rápidamente la apoyó en la mesa, y se dirigió a la tinaja
donde guardaba la harina, y al destaparla, ¡lanzó una exclamación de asombro!
En vez de la tinaja polvorienta y vacía de unos momentos antes, ¡encontró que
estaba llena de harina fresca hasta el borde! ¡Había ocurrido un milagro!
¡Su corazón rebosaba de gratitud al Señor por aquella manifestación tan
maravillosa de Sus bendiciones! Y tal como había profetizado Elías, "¡la
harina de la tinaja no escaseó ni el aceite de la vasija disminuyó durante toda
la sequía!"
Aquella pobre viuda había estado tratando de salvarse a
sí misma, juntando unas pocas ramitas para cocer la última comida de ella y
de su hijo antes de morir. Pero cuando apareció el profeta de Dios y le dijo:
"Hazme primero una torta a mí, y luego una para ti y
para tu hijo", Dios la ponía a prueba para ver si estaría dispuesta
a dar prioridad a Dios y a Su mensajero.
¡Y lo hizo! En consecuencia, Dios la bendijo
grandemente, ya que en el transcurso de tres largos años de escasez, ¡nunca se
le acabó la harina de la tinaja ni el aceite de la vasija! ¡Ella dio lo poco
que podía, y Dios le devolvió mucho más de lo que jamás se hubiera
imaginado!
Así es como obra Dios: ¡A Él le encanta darnos mucho
más de lo que nosotros mismos podemos dar! ¡Jamás podremos dar más que
El! ¡Siempre nos devolverá mucho más de lo que nosotros podríamos darle
a Él! ¡Cuanto más demos nosotros, más nos devolverá Dios!
David Livingston, el acaudalado misionero inglés que se
aventuró a internarse en la selva del Africa y murió allí en servicio al Señor,
dijo: "Jamás he hecho un sacrificio por Dios, ya que siempre
me devolvió mucho más de lo que yo le daba a Él!" ¡No hubo manera
en que pudiera dar más que Dios! Y aunque acabó por entregar su vida,
sin duda ha recibido recompensas eternas por todas las almas que llevó
al Señor, ¡que fueron miles de personas salvadas para toda la eternidad!
Lo que mucha gente no parece entender, es que la economía
del Señor funciona al revés de la del mundo. La mayoría de
la gente mundana piensa: "¡Cuando tenga millones, cuando sea rico,
tal vez entonces comience a dar algo a los demás y a ayudar a los pobres
y a la Obra de Dios!" Sin embargo, el Señor dice: "¡Comienza a
dar lo que tienes ahora, y entonces Yo te lo devolveré y
te daré más!" ¡Dios nos dice que la forma de obtener en abundancia
es darlo todo! "¡El que retiene más de lo que es justo viene
a pobreza, pero al que reparte generosamente le es añadido más!"
(Proverbios 11:24)
De modo que aunque no tengas mucho, Dios te
bendecirá si se lo das a Él. Y una de las maneras de dar al Señor es
ayudando a los pobres y a Sus hijos que trabajan expandiendo Su Reino,
hacer lo que puedas por ayudar a los que están desempeñando la tarea que
Jesús encomendó a Sus discípulos: "Apacienta Mis ovejas". (Juan
21:15-17)
El apóstol Pablo escribió lo siguiente a un grupo de
creyentes a quienes había convertido al Señor: "Si nosotros sembramos
entre ustedes lo espiritual, ¿es gran cosa si segáramos de
ustedes lo material? Si otros reciben ayuda de ustedes,
¿no deberíamos nosotros participar aún más de ese derecho? El
Señor determinó que los que anuncian el evangelio vivan del
evangelio." (1Corintios 9:11-14)
Así es como espera Dios que se mantengan Sus misioneros,
aquellos que han renunciado a todo lo que poseen para "ir por todo el
mundo y predicar el evangelio a toda criatura". (Marcos 16:15) Si los que
reciben la Palabra de Dios a través de esos misioneros --tal como recibió la
viuda de Sarepta la Palabra del Señor a través de Elías-- ayudan a los mensajeros
de Dios en la medida en que pueden, el Señor mismo proveerá para ellos,
e incluso "¡derramará bendición sobre ellos hasta que sobreabunde!"
(Malaquías 3:10)
Como sabrás, nuestra meta no es construir templos religiosos
ni adquirir propiedades costosas. ¡No poseemos absolutamente nada! Todo lo que
tenemos se emplea en la tarea misionera de llegar a quienesquiera
que podamos, donde sea que los encontremos, ¡y compartir con ellos el
amor de Dios, llevándoles las Buenas Nuevas de la Salvación eterna manifestada
en Jesús!
Jesús prometió: "Cualquiera que dé a uno de estos
pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo,
de cierto les digo que no perderá su recompensa!" Y: "¡En
cuanto lo hicieron por uno de estos mis hermanos más pequeños, por Mí
lo hicieron!" (Mateo 10:42; 25:40) De modo que aunque no puedas unirte a
nosotros en nuestra tarea de llevar el amor de Dios a los demás, ¡la Obra del
Señor aún te necesita y puedes ayudarnos a alcanzar y convertir a todos lo que
podamos, dando lo que puedas!
¡Que Dios te bendiga! ¡Te amamos y apreciaremos cualquier
ayuda que puedas ofrecernos para continuar difundiendo Su mensaje de amor!
"¡Da y se te dará! ¡Honra al Señor con tus bienes, y con las
primicias de todos tus frutos; entonces serán llenos tus graneros
con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto!" (Lucas 6:38; Proverbios 3:9,10)
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DAR
Dad,
y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro
regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
(Lc.6:38)
-
¡Cuando tú des, Dios te dará más, y
nunca podrás dar más que El!
-
Los mejores regalos se atan con las
fibras del corazón.
-
Se puede dar sin amar, pero no amar sin
dar.
-
Da lo que tienes; para otro puede que
signifique más que lo que tú te atreves a pensar.
-
Si sostenemos una antorcha para
alumbrar el camino de otro, iluminamos también el nuestro.
-
El que hace bien a otro, a sí mismo se
hace bien.
-
Bienaventurados los que son capaces de
dar sin recordar, y de recibir sin olvidar.
-
Una de las cosas más difíciles de
regalar es la bondad, porque normalmente te la devuelven.
-
Hay quienes dando, se enriquecen. Y también
hay quienes lo pierden todo por aferrarse demasiado a ello.
-
La caridad da y se enriquece; la
codicia acapara y se empobrece.
-
Al vaciarse el bolso, se llena el
corazón.
-
Das poco cuando das de tus posesiones.
Cuando das de verdad es cuando te das tú.
-
Es imposible desperdiciar amor. Se
ponga donde se ponga, siempre produce grandes ganancias.
-
Si tu corazón está lleno de amor,
siempre tendrás algo para dar.
-
Nada de lo que da el corazón se puede
perder; se guarda en los corazones de los demás.
-
Puedes echar incluso todo tu sustento y
no resultar perjudicado, porque Dios te bendecirá por ello.
-
¡Si no das voluntariamente, Dios pasará
a cobrar!
-
¡No se puede dar más que Dios!
-
No puedes dar sin que te den, no puedes
recompensar sin recibir a cambio.
-
Yo siento que les estoy haciendo un
favor al animarles a dar, porque sé que si lo hacen, ¡Dios les bendecirá!
-
¡Yo disfruto dando! Doy a diestra y
siniestra, ¡y Dios me lo devuelve más rápido de lo que soy capaz de darlo!
-
Dios se fija muchísimo en nuestros
motivos, según si son egoístas o desinteresados.
-
¡Si no puedes estar en las misiones,
por lo menos puedes mandarles ayuda!
-
¡Cuanto más des, más te dará Dios!
-
¡A Dios le encanta dar más que
nosotros! ¡Nunca permitirá que des más de lo que El te da!
-
Las mejores cosas de la vida son todas
compartidas.
-
En el Reino de Dios, las personas más
ricas serán las que más compartan, y El las colmará con más de lo que puedan
contener.
-
El camino divino que conduce a la
abundancia pasa por regalar.
-
Cuando no damos de corazón, con
alegría, es como si no diéramos nada.
-
¡Da con generosidad y sin medida, para
que otros puedan tener vida!
-
No recibirás nada del Señor que no te
cueste algo a cambio.
-
Recibir es la imitación del Diablo,
¡compartir es la auténtica bendición de Dios!
-
La mano que da, recoge.
-
¡Él está más deseoso de dar que
nosotros de recibir!
-
Si das amor, te darán amor; ¡se
multiplica y aumenta como el pan y los peces, como la vasija de aceite y la
tinaja de harina!
-
¡Salva tu vida entregándosela a Dios!
¡Encuéntrala perdiéndola por los demás!
-
Tienes que dar para obtener, derramar
para recibir, sembrar para recoger, invertir para percibir beneficios, morir
para vivir, ser sepultado para resucitar.
-
Tenemos que entregar nuestras vidas a
Jesús para salvarnos. Y entregar nuestras vidas por Jesús para salvar a los
demás.
-
Tenemos que arder y consumirnos para
exhalar ese bello perfume, esa dulce fragancia.
-
Estoy completamente vacío como una
botella que ha sido vaciada; pero El cada vez me vuelve a llenar.
-
El alma generosa será prosperada; y el
que saciare, él también será saciado. Pr.11:25.
-
La Dádiva de Dios es la Vida Eterna;
pero Jesús tuvo que sacrificar Su vida para poder dártela, ¡y tú seguramente
tendrás que sacrificar la tuya para vivirla!
-
Al Señor presta el que da al pobre, y
el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar. Pr.19:17.
-
No podrás llevarte el dinero contigo;
pero lo puedes enviar por adelantado.
-
No podemos servir a Dios y a las
riquezas, ¡pero podemos servir a Dios con nuestras riquezas, nuestro dinero!
-
Dios bendice a todos los que dan, y si
son pobres, ¡razón de más es eso para que den si quieren que el Señor los
bendiga y les ayude a dejar de ser tan pobres!
-
Díganme quiénes son los que dan mucho y
les diré quiénes son los que trabajan mucho. Y díganme también quiénes son los
tipos pobres y míseros y les diré quiénes son los que son egoístas y tacaños y
no le dan a nadie aparte de a ellos mismos.
-
Después que aquella viuda dio su
blanca, "todo su sustento", ¿creen de veras que Dios permitió que
siguiera tan indigente? ¡Yo estoy convencido de que la colmó de bendiciones
después de ponerla como ejemplo para toda la historia!
-
Dios detesta que acaparemos, y dice:
"El que retiene, viene a pobreza." (Pr.11:24)
-
Si el cristianismo no te hace sacar
nada de tu bolsillo, si el amor de Jesucristo no te hace compartir lo que
tienes con los necesitados, ¡es que es un cristianismo falso!
-
Un sacerdote negro dijo una vez en una
oración: "Señor, no podemos contener mucho, ¡pero podemos desbordarnos
cantidad!"
-
Los principios económicos de la Biblia
contradicen todos los demás sistemas económicos, porque ponen primero a Dios y
dicen: "¡Niégate a ti mismo!" Dicen: "¡Muere por Dios y El
salvará tu vida, muere y vivirás!"
-
¡La primera ley económica de Dios sigue
siendo buscar primeramente Su Reino! ¡Luego todas estas cosas os serán
añadidas! (Mt.6:33)
-
¡Dios lo que hace es que cuanto más
rápido lo das y lo repartes, más te colma El, y más rico te vuelves para poder
repartir más!
-
Si eres desprendido y generoso con tus
riquezas espirituales y las compartes con los que las necesitan, ¡Dios también
te confiará riquezas materiales para que las compartas!
-
En lo referente al Señor y Su obra, es
un buen negocio dar para el Señor. Es una buena inversión, con una tasa de
interés más alta y mayores intereses que ninguna otra inversión: ¡100 veces
más, o más aún!
-
Hay quienes reparten, y les es añadido
más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
Pr.11:24.
-
El que da al pobre no tendrá pobreza;
mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones. Pr.28:27.
-
Aunque las personas que lo reciban lo
desperdicien o no lo aprecien, si tus motivos y tus intenciones son puros, Dios
te bendecirá por dar, y te honrará y hará prosperar.
-
¡Dios nunca ha permitido que alguien
saliera perjudicado por dar o diezmar! ¡El Señor no permitirá que sufras por
ello! Es posible que te deje creer que te vas a sacrificar, que vas a sufrir y
que será duro, pero Él te recompensará con creces.
-
Una vela puede encender mil más sin
perder nada de luz.
-
DEUT.15:7,8,10 Cuando haya en medio de
ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la
tierra que el Señor tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu
mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en
efecto le prestarás lo que necesite. Sin falta le darás, y no serás de mezquino
corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá el Señor tu Dios en todos
tus hechos, y en todo lo que emprendas.
-
2SAM.24:24b No ofreceré al Señor mi
Dios holocaustos que no me cuesten nada.
-
1CRÓ.29:9 Y se alegró el pueblo por
haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron al Señor
voluntariamente.
-
PRO.3:27,28 No te niegues a hacer el
bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo. No digas a tu
prójimo: Anda, y vuelve, y mañana te daré, cuando tienes contigo qué darle.
-
PRO.11:24-25 Hay quienes reparten, y
les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen
a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será
saciado.
-
PRO.13:7 Hay quienes pretenden ser
ricos, y no tienen nada; y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas
riquezas.
-
PRO.14:21b Más el que tiene
misericordia de los pobres es bienaventurado.
-
PRO.19:17 Al Señor presta el que da al
pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.
-
PRO.21:25,26 El deseo del perezoso le
mata, porque sus manos no quieren trabajar. Todo el día codicia; pero el justo
da, y no detiene su mano. (Trad. Directa de la versión KJ.)
-
PRO.22:9 El ojo misericordioso será
bendito, porque dio de su pan al indigente.
-
PRO.28:27 El que da al pobre no tendrá
pobreza; mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones.
-
ECL.11:1 Echa tu pan sobre las aguas;
porque después de muchos días lo hallarás.
-
MAT.5:42 Al que te pida, dale; y al que
quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
-
MAT.6:1-4 Guardaos de hacer vuestra
justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no
tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des
limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en
las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os
digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu
izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
-
MAT.25:40 Y respondiendo el Rey, les
dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos Mis hermanos más
pequeños, a Mí lo hicisteis.
-
MAR.12:43,44 Entonces llamando a Sus
discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos
los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra;
pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.
-
LUC.3:11 El que tiene dos túnicas, dé
al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
-
LUC.6:34,35 Y si prestáis a aquellos de
quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores
prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros
enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro
galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es benigno para con los
ingratos y malos.
-
LUC.6:38 Dad, y se os dará; medida
buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la
misma medida con que medís, os volverán a medir.
-
LUC.21:4 Porque todos aquéllos echaron
para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó
todo el sustento que tenía.
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HCH.20:35 En todo os he enseñado que,
trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del
Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
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ROM.12:13 Compartiendo para las
necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.
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1COR.10:33 Como también yo en todas las
cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos,
para que sean salvos.
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1COR.13:3 Y si repartiese todos mis
bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
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2COR.9:6-7 Pero esto digo: El que
siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
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COL.4:1 Amos, haced lo que es justo y
recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los
cielos.
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1TIM.5:18 Pues la Escritura dice: No
pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.
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STG.2:15,16 Y si un hermano o una
hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y
alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais
las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
Oración para hoy: Disipas las preocupaciones
Sólo tengo que hacer el esfuerzo de acercarme a Ti y tocarte.
Entonces me llenas las manos de cosas bellísimas. Todo Tú eres hermoso. Todo lo
que te rodea está lleno de encanto. Cuando te siento próximo a mí, tengo
sosiego y solaz; sé que lo resolverás todo. Disipas mis preocupaciones con Tus
Palabras apaciguadoras. Me das cuanto necesito. Es sencillamente asombrosa y
sobrenatural la forma en que obras esos milagros en mi vida. A mí, que tiendo a
preocuparme tanto, me infundes paz. Me induces a pensar cosas buenas teniendo
yo tanta tendencia a pensar negativamente. Me llenas de satisfacción y
felicidad aun en medio de las dificultades.
Eres lo que se dice prodigioso, Jesús. Sólo Tú eres capaz de
hacer eso por mí. Lo agradezco en extremo. No puedo menos que darte gracias y
alabarte por los muchos portentos que obras. Te quiero con todo el corazón.
Bajar artículo en pdf
Hugo y Esther, donando
productos patrocinados de limpieza y comida a Carlos.
Carlos es un adolescente
de 15 años de la zona de Pavas, que a su edad tiene que sustentar a su mamá y a sus
4 hermanitas de 9 meses a 9 años de edad, después que una pandilla asesinó a su
padrastro, hace poco.
No se pierda el último número de la Revista Conéctate: Y tú, ¿ya te conectaste?
¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfonos: (506) 88539162
E-mail: mluzcelestial@gmail.com
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