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lunes, 4 de noviembre de 2013

¡JESÚS ESTÁ PRIMERO!

¡Los hijos de Dios, los que le aman y creen en su Hijo Jesús, son la Esposa de Cristo, la esposa de Jesús! (Ver Apocalipsis 19:7,8.) ¡Cuando invitaste a Jesús a entrar en tu vida, entró en tu corazón espiritualmente del mismo modo que un esposo entra en su esposa en su noche de bodas, y se hicieron uno solo!
«Siendo nosotros aún pecadores, Cristo murió por nosotros... ¡para que seamos casados con Otro, el que resucitó de los muertos (Jesús)!» (Romanos 5:8; 7:4) Todos estábamos perdidos en nuestros pecados antes de que Jesús nos encontrara y rescatara por amor. «Y pasé otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Dios el Señor, y fuiste mía.» (Ezequiel 16:8) «Como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo. (Isaías 62:5) ¡Cuánto amor! Con razón dice en 1a de Juan 4:19: «Nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero.» (Ver también Efesios 5:23-32, que habla del matrimonio de Cristo con nosotros, que somos su Iglesia.)
Pero lamentablemente, así como el amor vibrante, vivo, ardiente y sensual en que nacen muchos matrimonios se enfría al cabo de un tiempo hasta que la relación se convierte en una formalidad rutinaria, sucede también a veces con los cristianos, la Esposa de Cristo. Se olvidan de cuánto ha hecho el Señor por ellos, y el amor tan maravilloso que sintieron por El en un principio va apagándose poco a poco. Puede que hayan empezado con un amor ardiente por Jesús, dispuestos a hacer lo que sea por El, pero después de un tiempo su fuego y fervor se enfrían y la relación se vuelve fría, formalista y frígida.
¡Imagínate cómo debe de dolerle a Jesús! ¡Le duele del mismo modo que te dolería a ti si estuvieras fervientemente enamorado de tu esposa o tu marido y no te correspondiera ese amor, sino que empezara a interesarse por otras cosas y otros amantes a los que les diera el lugar primordial en sus vidas y las amara más que a ti!
No sólo eso: ¡a Jesús no sólo le duele, sino que lo pone celoso! «¡Porque Yo el Señor tu Dios soy un Dios celoso, y no tendré dioses ajenos delante de !» (Deuteronomio 5:7,9) Los celos de Dios por nuestro amor no son egoístas, sino que está celoso por nuestro bien, porque sabe que la única manera de que encontremos sentido, felicidad y satisfacción en la vida es darle la máxima importancia a nuestro amor por El! El apóstol Pablo dijo: «Os celo con celo de Dios, pues os he prometido a un solo Esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo!» (2a a los Corintios 11:2)
Además, el Señor está celoso por las almas perdidas, porque sabe que únicamente dándole a Él, el primer lugar en nuestras vidas tendremos las fuerzas y la convicción para querer ayudar a otras personas a encontrarle. ¡Sabe que no seremos cristianos fuertes y satisfechos si nuestro corazón no le pertenece totalmente!
Entonces, ¿qué medidas podemos tomar, no sólo para poner a Jesús primero en nuestras vidas, sino también para mantenerlo en ese lugar? Una manera es con nuestro servicio diario a Él. ¡Consulta con el Señor en oración sobre cualquier cosa antes de hacerla, y comprueba que eso es lo que Él quiere que hagas! Encontrarás que ese principio se aplica hasta a tu trabajo de cada día. Cuando nos encontramos apremiados por terminar una tarea en un plazo determinado, muchas veces tenemos la tentación de desplazar al Señor de nuestra vida y concentrarnos exclusivamente en nuestro trabajo. Todos lo hemos hecho en alguna que otra ocasión, ¡pero la solución no es ni mucho menos dejar al Señor para el final!
¡Dios ha bendecido y hecho prosperar a muchos grandes hombres de negocios cristianos porque pusieron a Jesús primero en las decisiones que tenían que tomar todos los días! El célebre industrial multimillonario Robert G. LeTourneau cuenta la siguiente anécdota sobre cuando estaba empezando en el mundo de los negocios al frente de una fábrica pequeña: «Una noche, tenía que diseñar una máquina nueva para que una cuadrilla de hombres que había contratado pudiera construirla a la mañana siguiente. Pero aquella misma noche me invitaron a testificar con unos jóvenes amigos cristianos. ¡El Señor y yo tuvimos un conflicto tremendo mientras yo trataba de decidir qué hacer!»
«¡Aunque no entendía cómo iba a poder hacer los planos para la mañana siguiente, fui con los jóvenes, y fue muy fructífero y alentador! Regresé a las 10, y hasta esa hora no se me había ocurrido ninguna idea para la máquina, ¡pero me senté ante la mesa de dibujo y en cosa de cinco minutos el bosquejo y el plan estaban clarísimos! ¡No sólo eso, la máquina que diseñé aquella noche ha sido la pieza clave de todo lo que he construido desde entonces! ¡Vale la pena poner a Dios primero
Otro cristiano famoso que siempre dio el primer lugar a Dios en sus decisiones de cada día fue William Gladstone, que fue primer ministro del Reino Unido en tres ocasiones y uno de los dirigentes políticos ingleses más conocidos del siglo XIX. ¡Se cuenta que todos los días, mientras subía la escalinata del Parlamento, se detenía a testificarle a un muchacho vendedor de periódicos hablándole del amor de Jesús!
Pero un día, cuando entraba al Parlamento acompañado de su secretario, otro chiquillo
vendedor de periódicos se le acercó corriendo y exclamó: «Señor ministro, ¿recuerda al muchacho que le vende aquí el periódico todos los días? Ayer lo atropelló un carruaje y está gravemente herido. Se va a morir, y quiere que usted vaya para hacerle entrar.» El ministro le preguntó: «¿Qué quieres decir con eso de 'hacerle entrar'?» El muchacho le respondió: «¡Hacerle entrar en el Cielo, claro!»
Pero su secretario protestó: «¡No, nada de eso, no tiene tiempo de ver a un vendedor de periódicos moribundo! ¡Sabe lo importante que es el discurso que tiene que pronunciar hoy! ¡Podría alterar el rumbo de la historia de Inglaterra!»
Gladstone vaciló por un momento, y dijo: «¡Un alma inmortal vale más que mi discurso en el Parlamento!» Y se dirigió a la buhardilla donde se encontraba el muchacho agonizante con el cuerpo destrozado, en una estera en un rincón. ¡Con lágrimas rodándole por las mejillas, Gladstone rezó con el chiquillo para que recibiera a Jesús! El chiquillo, alzando los ojos al rostro del gran hombre, dijo en voz baja: «Sabía que vendría. ¡Gracias por hacerme entrar!» ¡Y cerrando los ojos, se fue con Jesús!
¡Una hora o dos más tarde, Gladstone estaba de regreso en el Parlamento, donde se había desatado un debate muy candente! ¡Llegaba tarde, y poco le faltó para perder su turno para hablar, pero pudo hablar! ¡Y lo hizo con mucha elocuencia! ¡Y ganó el debate! Después, su secretario le dijo: «Señor ministro, ¿cómo se pudo tomar la molestia de ir a ver a ese vendedor de periódicos arriesgándose a perder su turno para pronunciar un discurso tan importante?»
Gladstone respondió: «El discurso de hoy era algo muy bueno y muy importante, ¡pero que ese chiquillo se salvara y fuera al Cielo era mejor y más importante! ¡Dios sabía que yo iba a poder volver a tiempo para el discurso! ¡Me estaba probando para ver si ponía las cosas de El primero!» ¡Qué ejemplo tan magnífico de una escala de valores debida!
Sin embargo, los grandes cristianos no son simplemente grandes por su servicio a Dios, sino por su comunión y relación estrecha con El. Cuanto más le conocen, más se vuelven como El. ¡Desafortunadamente, uno de los errores más comunes de muchos cristianos es enfrascarse tanto trabajando para el Señor que descuidan al Señor del trabajo! Como resultado, pierden el rumbo y sus fuerzas para trabajar para El, porque tratan de hacerlo por su cuenta, sin el poder de Él. Jesús dice: «Sin Mí no podéis hacer nada!» (Juan 15:5) ¡Sin el poder del Maestro, no puedes trabajar para El! ¡Y para tenerlo, debes pasar tiempo con el Maestro!

Aunque la hora era avanzada esta mañana,
cuando vieron tus ojos la luz,
¿te detuviste a aguardar la bendición divina
conversando un rato con Jesús?
¿Le agradeciste su misericordia,
que toda la noche te había guardado,
que no te sucedió mal alguno
ni las lágrimas tus ojos han empañado?

¿Le pediste la bendición
de su presencia todo el día,
y para que no te descarríes,
que te diera dirección y guía?
¿Le dijiste que gustoso
irías adonde El mandara,
e intentarías cumplir sus mandatos
ayudando a toda alma necesitada?

Si al iniciar un nuevo día
prescindes de las bendiciones,
por seguro te fallarán las fuerzas,
y caerás y tendrás tropezones.
Vive al lado del Maestro.
¡Pues si a El no estás muy unido,
las Palabras de Amor que El susurra
no podrán llegar a tu oído!

¡A veces estamos tan ocupados sirviendo al Señor que nos olvidamos de amarle! Dios aprecia el servicio que le prestas y lo necesita, ¡pero también quiere que le prestes atención, le adores y tengas una comunicación íntima con El! La Biblia nos recuerda: «Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.» (Mateo 23:23)
¿Recuerdas la historia de María y Marta? Cuando Jesús fue a visitarlas, María «sentándose a los pies de Jesús oía su Palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres.» ¡Estaba tan abrumada y atareada tratando de hacerlo todo bien para el Señor que no tenía tiempo para escucharle! Jesús la reprendió con suavidad diciéndole: «Marta, Marta, estás afanada y preocupada con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; ¡y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada!» (Lucas 10:39-42)
Aunque tu servicio de testificar y convertir a otros a Jesús es muy importante, el tiempo que pasas con Jesús es más importante todavía, y si pasas ese tiempo a solas con El, verás con sorpresa que tienes tiempo de sobra para todas las demás cosas que tienes que hacer, y que podrás hacerlas aún más rápido y en menos tiempo.
Un día en que a Martín Lutero y su colega Melancthon les esperaba una jornada especialmente fatigosa y atareada, Melancthon propuso que redujeran a la mitad el tiempo que pasaban orando al comienzo del día. Lutero se negó en redondo e insistió que en vez de sus dos horas habituales de oración, ese día tendrían que pasar cuatro en presencia del Señor, ya que tenían tanto que hacer!
¡Descuidar tu comunión con el Rey de reyes puede ser desastroso para tu vida espiritual y tu relación con el Señor! ¡Dios no cabe en un segundo lugar, ni aun cuando el primero sea para el servicio a El! «¡No tendrás dioses ajenos delante de Mí!» (Exodo 20:3) ¡Y por raro que parezca, si pones alguna cosa antes que el Señor, ésta se habrá convertido en tu dios!
¡Es decir, que darle a Jesús el primer lugar en nuestras vidas, no sólo supone poner primero el servicio a El ganando corazones y vidas para El, sino también poner primero su Palabra en nuestras vidas! ¡Es más, la Biblia dice que Jesús es la Palabra! «En el principio era el Verbo (la Palabra), y aquel Verbo fue hecho carne.» (Juan 1:14) No sólo eso; Jesús dijo: «¡Las Palabras que Yo os he hablado son Espíritu y son Vida!» (Juan 6:63)
¡La Palabra de Dios es alimento para tu alma, y es totalmente esencial para tu desarrollo espiritual! ¡Si no dedicas tiempo a darte un banquete con las Palabras de Jesús, tu alma se va a morir literalmente de hambre! ¡Terminarás como un niño retrasado y desnutrido, como un enano espiritual! Y hasta tu servicio a dios estará falto de poder y de fruto.
¡Además, debemos poner primero a Jesús con la oración! ¿Dedicas un buen rato cada mañana a orar solo o con tu familia para imprescindible hacerlo, porque si no las cosas no salen bien! ¡Nada más despertarte, antes de llamar a nadie ni hablar con nadie, habla primero con Jesús! ¡Escucha las órdenes que El te quiere dar para el día! ¡Si no, sería como un soldado que quisiera librar una batalla por su cuenta y riesgo sin escuchar las órdenes del cuartel general, sin seguir los planes de su Comandante en jefe! Jesús, nuestro Comandante celestial, puede resolver muchos de tus problemas aun antes de que comience el día si lo pones primero a Él, oras y escuchas lo que te quiere decir por medio de su Palabra!
Sin una buena dosis diaria de la Palabra y la oración, irás por ahí sin fuerzas, tropezando al guiarte por tu propio entendimiento y fuerzas. Jesús dice: "Sin no podéis hacer nada." (Juan 15:5) Pero por otro lado, la Biblia dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!" (Filipenses 4:13) ¡Esa fortaleza se adquiere al poner a Jesús primero con la oración y la lectura de la Palabra de Dios!
Entonces, ¿ocupan Jesús, su Palabra y la oración la escala de prioridad que deben en tu vida? ¿Les concedes el primer lugar? ¿O dejas que otras cosas desplacen a Dios y su Palabra a un segundo, tercer lugar o más abajo aún? ¡Si es así toda tu vida estará desequilibrada, y el único resultado será discordancia, desorganización y confusión! ¡Exactamente como lo que estamos viendo a una escala gigantesca en el mundo actual, que está al borde del desastre porque el hombre está al borde del desastre porque el hombre no ha querido concederle a Dios el primer lugar! ¡O prácticamente ningún lugar en su vida!
¡Otra forma de poner primero a Jesús es contribuyendo y diezmando lo que ganamos cada mes para mantener la obra de Dios! (Ver "Dar a Dios", pág. 594, y "Las ventanas de los Cielos", pág. 764.) Una de las infalibles leyes económicas de Dios es diezmar. ¡Si lo pones a El primero pagando tu diezmo completo para su obra, Dios te bendecirá y verás que tienes de sobra para pagar el resto de tus facturas! El dice: "¡Dad y se os dará!" (Lucas 6:38)
¡Abundan las anécdotas de grandes hombres de negocios cristianos a los que Dios bendijo e hizo prosperar porque pusieron primero a Jesús, no sólo en su corazón y vida, sino también en el pago de sus facturas! ¡Sabían que antes de pagar ninguna otra cuenta, el diezmo de Dios tenía prioridad!
A.A. Hyde, fabricante multimillonario dijo que había empezado a diezmar cuando debía 100.000 dólares! Muchos hombres han dicho que les parecía deshonesto darle a Dios la décima parte de sus ingresos mientras debían dinero. El Sr. Hyde decía que un día cayó de pronto en la cuenta de que su acreedor más importante era Dios. Entonces comenzó a pagarle a Dios primero, y al final terminó por pagarles todo lo que les debía a sus demás acreedores. ¡Si alguien te debe dinero, sería un método prudente de tu parte en tus negocios animarlo a pagar primero la deuda que tiene para con Dios!
John D. Rockefeller sénior, uno de los más grandes filántropos de todos los tiempos, dijo en cierta ocasión: "Si, diezmo, y me gustaría explicar cómo empecé a hacerlo. Siendo muy pequeño, tuve que ponerme a trabajar para mantener a mi madre. Mi primer sueldo era de 1,50 dólares semanales. ¡Después de una semana de trabajo, llevé el dólar cincuenta a casa y mi madre, poniendo el dinero en su regazo, me explicó que se alegraría mucho de que yo le entregara al Señor la décima parte!"
"¡Lo hice, y desde aquella semana hasta este día he diezmado todo dólar que me ha confiado Dios! Y me gustaría decir que si no hubiera diezmado aquel primer dólar, no habría diezmado el primer millón de dólares que gané. ¡Dígale a sus lectores que les enseñen a sus hijos a diezmar, y Dios nunca dejará de bendecirlos y hacerlos prosperar!"
¡A lo largo de su vida, Rockefeller donó más de 700 millones de dólares a causas cristianas y caritativas, tres veces más que ningún otro!
¡R.G. Letourneau, al que mencionamos más arriba, diezmaba también generosamente! Cierta vez que estaba a punto de arruinarse en los negocios, oró muy fervientemente diciendo: "¡Señor, te prometo comenzar a diezmarte regularmente el 10% de mis ingresos si salvas mi negocio y haces que reciba un pedido importante para salir a flote!" ¡Y el siguiente pedido que recibió fue de 100.000 dólares! ¡Poco después, empezó a diezmar el 20%! ¡Y comprobó que cuanto más le daba a Dios, más le devolvía Dios a él! ¡20 años más tarde, estaba donando el 90% de sus ingresos a las misiones, y él y su familia vivían del 10% restante! ¡Y seguía siendo multimillonario! Si le ponemos a El primero diezmando fielmente, Dios dice en su Palabra: "¡Abriré las ventanas de los cielos y derramaré bendición hasta que sobreabunde!" (Malaquías 3:10) ¡Vale la pena poner a Jesús primero!
¡Jesús debe ocupar el lugar primordial en todos los aspectos de nuestras vidas! Él dijo: "Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas esas cosas os serán añadidas." (Mateo 6:33) "Buscar primeramente" quiere decir darle a Jesús el lugar primero y principal en nuestras vidas, por encima de todo lo demás! ¡Quiere decir trabajar por Jesús y por los demás más que por uno mismo! ¡Más que por dinero, más que por placer, más que por salud, más que para el gobierno, más que por ninguna otra cosa!
Entonces, si le das a Jesús el primer lugar en tu vida, y les das a Él y su obra la máxima prioridad, proveerá sin falta lo que necesites: comida, ropa, casa. ¡Hasta te puede confiar otras cosas para que las disfrutes si sabe que no eclipsarán, distraerán ni se interpondrán en ninguna forma en tu relación con El! ¡Gracias a Dios que no es pecado disfrutar de la comida, diversas formas de entretenimiento o nuestro trabajo, así como de todos los demás placeres tan sensacionales que Dios ha creado para que los disfrutemos con los sentidos! ¡Pero tenemos que tener cuidado para no dejes que ellos ocupen el primer lugar en nuestras vidas disfrutándolos más de lo que disfrutamos al Señor!
¿Qué escala de valores tienes ? ¿Buscas el Reino de Dios primeramente y por encima de todo? ¿Ganas almas y promueves el Evangelio? O, ¿contribuyes con tu trabajo a facilitar ayuda económica o de otro tipo, casas, oportunidades, o protección de las autoridades para que otros puedan hacerlo? "¡Sólo hay una vida, pronto pasará! ¡Sólo lo hecho por Cristo perdurará!" ¿Qué estás haciendo ? ¿Para quién? ¿Durará para siempre? ¡Jesús viene pronto! ¡Esta es tu última oportunidad, mañana ya no la tendrás!
¡Deja que Jesús sea tu primer Amor y mantenlo siempre en ese lugar! ¡Nunca saldrás perdiendo si buscas primeramente el Reino!




Oración para hoy: Te escucho
Gracias por darme hoy un nuevo comenzar. Lo más importante que quiero hacer en este día es compartirlo contigo. Antes que nada, deseo sentarme a Tus pies y escuchar lo que quieras decirme. Si tienes algo para mí, aquí estoy, Señor. Te presto toda mi atención. Si tienes instrucciones, sugerencias, indicaciones, palabras de sabiduría —tal vez algunos consejos prácticos que puedan ayudarme a lo largo del día— o tiernas palabras de amor, aquí estoy. Te escucho.

Gracias por esta bendición. Gracias por este lugar tan preciado —este santuario de quietud y confianza, aquí, a Tus pies— en el que puedo dedicarte toda mi atención. Pero eso no es todo: Tú también me entregas toda tu atención.


Elizabeth, con nuestra amiga Lucia de Colombia, quien apoya nuestro trabajo y a quien asesoramos espiritualmente y es lectora de nuestra Revista Conéctate.

¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfonos: (506) 88539162

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