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viernes, 23 de agosto de 2013

¡Cualquiera puede encontrar amor si da amor!

¡Si demuestras verdadero amor por la gente no te costará trabajo ganar amigos, porque el amor engendra amor! Cuando sinceramente te interesas por los demás y les demuestras amor, ellos se interesan por ti y te demuestran amor a ti también. Cuando siembras amor, recoges amor. Cuando siembras amistad, recoges amistad. Si das mucho amor, siempre te corresponderán con mucho amor: ¡es algo mutuo! (Gál.6:7)
¡El amor no puede fracasar! Adonde sea que lo dirijas, siempre se te devolverá en gran medida. No se puede dar sin obtener, no puedes otorgar sin que se te otorgue, y cuanto más des, ¡más recibirás! ¡Se multiplica y aumenta como los peces y los panes, la vasija de aceite y la tinaja de harina! (Mat.15:32-38; 1Re.17:10-16)
Hay a tu alrededor muchas otras personas que, igual que tú, viven solitarias y ansiosas de amor; ¡y a la espera de que des el primer paso! Por eso, ¡ama a alguien hoy! Da ese paso de fe y procura hacer feliz a alguien. ¡Descubrirás las maravillas que hace el amor! Descubrirás todo un mundo nuevo de amor que sólo en sueños habías presentido. En el amor hay maravillas que puedes disfrutar junto a otra alma solitaria, si simplemente lo intentas. Si das amor, ¡amor recibirás!



El amor
Qué consuelo... ese consuelo inexpresable de sentirse seguro junto a una persona; sin tener que sopesar los pensamientos ni medir las palabras, y desahogarlo todo, grano y hojarasca juntos, tal como venga, sabiendo que una mano fiel lo pasará todo por el tamiz y luego guardará lo que valga la pena guardar, y con el aliento de la bondad, borrará el resto.
Una sonrisa de aliento en el momento preciso, puede llegar a actuar como rayos de sol para una flor cerrada: tal vez llegue justo en el momento decisivo de una vida que se esfuerza para salir adelante.
Durante los últimos doce años de mi pastorado, hacíamos un servicio especial en la mañana, al que los niños asistían con sus padres. Justo antes del sermón marchaban a sus salones de clase, mientras cantaban un himno de fin de oficio. Marchaban por delante del púlpito.
Para mí, una de las satisfacciones más grandes era el privilegio de recibir y devolver una sonrisa a cada niño. Siempre me esforzaba por no perderme ninguna, pero un día por lo visto se me pasó una. Una niñita de cabello crespo, de unos cuatro años, salió corriendo de la procesión y se echó en los brazos de su madre, llorando como si alguien la hubiera herido profundamente.
Al finalizar el servicio fui a buscar a su madre. Me dijo que cuando consiguió calmar a la niña le preguntó por qué lloraba, y recibió una respuesta muy conmovedora: "Le sonreí a Dios, ¡pero El no me sonrió a mí!" Para ella, yo era como Dios. Al no sonreírle, todo su mundo se oscureció.
Una noche, mientras Moody dirigía el canto y el Sr. Sankey tocaba el órgano, Moody lo miró y le dijo: "Perdón. Acabo de ver llegar a un amigo a la reunión. Hoy le ofendí cuando estábamos en la ciudad, y quisiera que me perdone". Moody bajó del estrado, y el otro hombre se levantó de su asiento y se dirigió por el pasillo a encontrarse con Moody a mitad de camino. Le dijo: "Señor Moody, le perdono de todo corazón".
Moody regresó al estrado y uno de los presentes dijo: "Jamás había estado en una reunión tan maravillosa". Es por eso que Dios podía valerse tanto de Moody. Su conciencia estaba limpia de ofensas a Dios.

Que sea yo un poco más amable
y que cuando otros fallen
sus errores no recalque.
Que alabe yo un poco más.
Que cuando sienta yo fatiga
ponga una cara más amiga.
Que un poquito más me esfuerce
por ayudar a los demás.
Que sea yo un poco más valiente
cuando la duda me tiente;
y que con más ánimo intente
ser lo que debo ser.
Que sea más humilde
con el hermano más débil
y que estime al prójimo
más que a mi propio ser.
Que sea cada día más tierno
y el amor llene mi vida,
que sea fiel a mis deberes
cada instante de cada día.
Que trabaje sin quejarme
si el trabajo no es glorioso,
que acepte yo el llamado
a la hora de mi muerte.

PRO.10:12 El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas.
PRO.25:21 Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y el Señor te lo pagará.
CANT.8:7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.
MAT.5:44,45 Pero Yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir Su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
MAT.14:14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
MAT.25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis.
LUC.6:31-33 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.
LUC.10:33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
1COR.8:1b El conocimiento envanece, pero el amor edifica.
1COR.13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
1COR.13:8 El amor nunca deja de ser.
1COR.13:13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
1COR.16:14 Todas vuestras cosas sean hechas con amor.
2JN.1:6a Y este es el amor, que andemos según Sus mandamientos.



Nathan y Esther, orando con unos amigos en La Fortuna de San Carlos.

¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfono: (506) 88539162

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