Recopilación
*
La dadivosidad nos lleva a disfrutar de una relación
más saludable con lo que poseemos y con el mundo material en que vivimos.
Aunque nos gusta ganar dinero, también gozamos de otras cosas, entre ellas el
amor de nuestra familia, el sentido de pertenencia a la comunidad y de
trascendencia, la satisfacción de alcanzar nuestras metas, de contribuir y de
servir. Nos agrada influir positivamente en la vida de otras personas. El
asunto es cómo mantener un equilibrio y una perspectiva adecuados. ¿Cómo
podemos cubrir bien nuestras necesidades elementales de alimentación, techo,
educación y salud, y a la vez dar sentido a nuestra vida? ¿Cómo podemos hacer
para no preocuparnos tanto de cosas que en última instancia no nos satisfacen y
cultivar más bien aquellas que sí nos gratifican? La práctica intencional de la
generosidad contribuye a darnos una buena escala de prioridades.
La dadivosidad es un reflejo de la naturaleza divina.
Damos porque hemos sido formados a imagen y semejanza de Dios, cuya naturaleza
esencial es generosa. Fuimos creados con la impronta de la naturaleza divina en
el alma. Estamos hechos para ser sociables y compasivos, vincularnos
afectivamente, amarnos unos a otros y ser generosos. La esplendidez de Dios es
parte inherente de nuestra naturaleza. Así y todo, caemos en la ansiedad y el
temor, influidos por una cultura que nos lleva a creer que nunca tenemos
suficiente. Dios envió a Jesucristo para reconciliarnos consigo mismo y con
nuestra sencillez original. Al adoptar ese «sentir que hubo también en Cristo
Jesús»[2],
nos liberamos. Crecer en la gracia de la dadivosidad es parte del peregrinaje
cristiano por la vida, en respuesta al llamado de Dios a dejar huella en
este mundo. Robert
Schnase[3]
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La misericordia nos trae perdón.
El perdón hace que florezca la gratitud.
La gratitud nos lleva a la generosidad.
La generosidad nos acerca más a la dulzura.
La dulzura nos enriquece dándonos amor…
Y el perfecto Amor nos da paz. Guillermo
El perdón hace que florezca la gratitud.
La gratitud nos lleva a la generosidad.
La generosidad nos acerca más a la dulzura.
La dulzura nos enriquece dándonos amor…
Y el perfecto Amor nos da paz. Guillermo
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Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto
por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y
derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que
recibirán a cambio. Lucas
6:38[4]
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No hace falta ser millonario para dar de lo que se
tiene. No hay un solo hijo de Dios que no esté en condiciones de dar algo para
ayudar a personas menos favorecidas. Aunque te parezca que no te lo puedes
permitir, o aunque no puedas dar mucho al principio, ten presente que Dios
bendice a los dadivosos. Si no
eres rico, con mayor razón deberías practicar la generosidad: así Dios podrá
bendecirte y multiplicar lo que tienes.
La economía de Dios y la del mundo se rigen por
principios contrarios. En el mundo, lo normal es pensar: «Cuando tenga
millones, entonces
comenzaré a dar». El Señor, en cambio, nos exhorta: «Comienza dando lo que tienes ahora, que Yo te
daré más». El hombre dice: «Yo primero. La primera ley de la naturaleza es el
instinto de conservación». Por contraste, Dios dice: «Preocúpate primero de Mí
y de los Míos, y Yo cuidaré de ti»[5].
La persona que da nunca es pobre. El que reparte con generosidad aunque tenga
bien poco no puede ser pobre, pues Dios
lo bendice con mucho más.
Dios ha establecido que para llegar a disfrutar de
abundancia es preciso dar abnegadamente de lo que se tiene. Cuanto más
compartas lo que tengas, más te prodigará el Señor y más tendrás para
compartir. La caridad y la generosidad enriquecen. David Brandt Berg
*
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San Francisco de Asís afirmó: «Todo lo que obtienes, te
separa de los demás; todo lo que das, te une a los demás». El corazón del
desinterés es la generosidad. No solo ayuda a unir al equipo; también
contribuye a que el equipo avance. John
C. Maxwell
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Crear un puente entre tu espiritualidad y tu trabajo
significa que incluyes en tu trabajo cotidiano la esencia de quién eres y lo
que crees. Significa que si la bondad, paciencia, honestidad y generosidad son
cualidades espirituales en las que crees, que te esfuerzas para ponerlas en
práctica en tu trabajo. Tratas a la gente con bondad y respeto. Te esfuerzas al
máximo por ser una persona generosa: con tu tiempo, dinero, ideas y amor.
En un día cualquiera, tienes muchísimas oportunidades
de poner en práctica la paciencia, actos de bondad y perdón. Tienes tiempo para
los pensamientos amorosos, sonreír, abrazar a otros y poner en práctica la
gratitud. Puedes escuchar con mayor atención. Puedes tratar de manifestar
compasión, en particular a personas difíciles o bruscas y desagradables. Puedes
poner en práctica tu espiritualidad en casi todo lo que hagas. Richard Carlson[7]
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—Llévale esto a la pobre viuda que vive en las afueras
del pueblo —dijo el viejo zapatero alemán a su aprendiz mientras le entregaba
una cesta con hortalizas caseras.
El zapatero trabajaba arduamente en su oficio y
cultivaba su pequeña huerta para poder salir adelante económicamente. Sin
embargo, diríase que siempre regalaba lo poco que tenía.
—¿Cómo puedes darte el lujo de regalar tanto? —le
preguntaron.
—En realidad no regalo nada —respondió—. Se lo presto
al Señor y Él me lo devuelve con creces. Me avergüenza que la gente piense que
soy generoso cuando recibo tanto a cambio. Hace mucho tiempo, siendo yo muy
pobre, conocí a alguien que era más pobre que yo. Quería darle algo, pero no
veía cómo podía darme ese lujo. Pese a ello, lo hice y el Señor me ayudó.
Siempre he tenido trabajo y mi huerto es fértil. Desde entonces, nunca titubeo
cuando sé de alguien que está pasando necesidad. Aunque regalara todo lo que
tengo, el Señor no me dejaría morir de inanición. Es como tener dinero en el
banco, solo que en este caso, el banco —el
banco del Cielo— nunca quiebra, y cobro los intereses todos los
días. Anónimo
*
Es imposible ayudar a todos los pobres, pero por lo
menos podemos ayudar a aquellos con los que tenemos contacto, y sobre todo a
los que nos prestan algún servicio. A mí nunca me ha parecido que el dar
propinas sea en modo alguno un despilfarro o un derroche de dinero. Siempre me
ha parecido que dar propinas generosas no solo es una ayuda para la persona a
la que se la doy —y lo cierto es que necesita ese dinero— sino que además tengo
el deseo de hacerlo y lo disfruto.
David Brandt Berg
*
Según reza la leyenda, había un monasterio cuyo abad
era muy generoso. Jamás negaba alojamiento a un mendigo y siempre daba todo lo
que podía. Lo extraño del caso es que cuanto más daba, más próspero se volvía
el monasterio.
Al morir el viejo abad, fue sustituido por otro de
naturaleza totalmente opuesta. Era mezquino y amarrete. Un día llegó un anciano
al monasterio pidiendo alojamiento. Aducía que años antes ya le habían dado
resguardo una noche. El abad se lo negó, alegando que el monasterio ya no podía
darse el lujo de hacer honor a su otrora hospitalidad.
—Nuestra abadía ya no puede ofrecer pensión a los
extraños como lo hacíamos cuando éramos más prósperos. Ya nadie hace ofrendas
para nuestra obra.
—No me sorprende —dijo el anciano—. Creo que se debe a
que echaron a dos hermanos del monasterio.
—No recuerdo que jamás hayamos hecho eso —respondió el
abad desconcertado.
—Sí que lo hicieron —replicó el anciano—. Eran gemelos.
Uno se llamaba Dad y el otro Se os dará. Como echaron a Dad, Se os dará
resolvió irse también con él. Anónimo
*
No existe un alma generosa que sea pobre. Según las
leyes de Dios, Sus leyes económicas, Sus bendiciones y de Su forma de hacer las
cosas, nadie que dé generosa y pródigamente todo lo que tiene, aunque sea solo
la blanca de la viuda, puede ser pobre.
Porque si esas
personas lo han dado todo, Dios
a ellas les dará todo, ¡así que no
podrán ser pobres! Las bendecirá de una forma u otra. David Brandt Berg
*
El amor hace un esfuerzo adicional. El amor es
generoso. No pregunta: «¿En qué me beneficio?» Thomas Lickona
*
Todo lo que se da con alegría y generosidad a otro se
te devuelve y enrique tu vida de manera inesperada. Jesús, hablando en profecía.
*
Si solo nos diéramos cuenta, mientras aún somos
mortales, que día a día construimos para la eternidad, ¡qué diferente sería
nuestra vida en muchos aspectos! Cada palabra amable, cada pensamiento
generoso, cada obra desinteresada se convertirá en un pilar de belleza eterna
en la vida venidera. No podemos ser egoístas y poco cariñosos en una vida, y
generosos y amorosos en la siguiente. Las dos vidas se mezclan estrechamente:
una es la continuación de la otra. Rebecca
Springer[8]
Cortesía de The Family International.
Oración para hoy:
Sobreabundancia de bendiciones
Gracias, Jesús, por este día radiante, por el sol y el azul
del cielo y, sobre todo, por Tu amor. Eres tan paciente, tan amoroso y
comprensivo. Nunca dejas de infundirme tranquilidad y levantarme el ánimo. Es
prueba del gran amor que me tienes, pues pese a que me porto mal, nunca me
tratas como me merezco.
Te agradezco que no tenga que esperar a llegar al Cielo para
conocerte, sentirte y hacerte feliz. ¡Me das muchísimo cada día! Las bellezas
de Tu Espíritu colman mi vida y me hacen desbordar por todos lados. Ciertamente
renuevas Tus misericordias cada mañana, y mi copa rebosa de bondades. Es
imposible más felicidad, más dicha, más bendiciones.
Nathan y Esther, testificando y orando en el parque La
Sabana. Pudimos distribuir nuestra revista Conectate a 15 personas quienes
recibieron a Jesús en sus corazones.
¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfonos: (506) 88539162
E-mail: mluzcelestial@gmail.com
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