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domingo, 6 de octubre de 2013

La clave para ganar todas las carreras

Por StevenK. Scott, de su libro "El hombre más rico que jamás existió".

¿Has visto un hombre diligente en su oficio? Se colocará al servicio de reyes. PROVERBIOS 22:29.

Conviértase en ese uno entre mil que logra increíbles resultados
En cualquier empeño que emprendamos, o en cualquier objetivo que persigamos, podemos obtener resultados increíbles, magníficos, buenos, aceptables, pobres, terribles o catastróficos. En mis cincuenta y tantos años, he experimentado todo tipo de resultados, tanto en lo personal como en lo profesional y en lo económico. Estudiando las vidas de muchas de las personas que más éxito han tenido en la historia, he descubierto que también ellos experimentaron toda la gama de resultados en uno o en más aspectos de su existencia. Pero en los campos de sus mayores consecuciones, todos ellos sin excepción obtuvieron resultados increíbles. Y todos y cada uno de ellos obtuvieron tan sorprendentes resultados porque aprendieron e hicieron uso de una simple habilidad, aunque increíblemente poderosa. Esta habilidad fue la clave mediante la cual hicieron realidad sus sueños imposibles. George Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, Thomas Edison, Clara Barton, John D. Rockefeller, Henry Ford, Sam Walton, Walt Disney, Bill Gates, Oprah Winfrey y Steven Spielberg constituyen un ejemplo de personas que la han utilizado. Y lo cierto es que, cada vez que se hace uso de esta habilidad, a la larga genera resultados increíbles. Además, casi nunca es posible lograr resultados inimaginables sin esta habilidad.
Desgraciadamente, menos de una persona de cada mil la utiliza plenamente. Lo bueno es que se trata de una habilidad que se puede aprender con facilidad, y que la puede utilizar cualquiera, independientemente de su origen, de su formación o de su cociente intelectual. Me refiero a la habilidad de la diligencia. La mayoría de las personas creen comprender lo que significa la diligencia, pero no hay nada que esté más lejos de la verdad. Cuando Salomón habla de la diligencia, está hablando de un rasgo que es tan raro como un diamante de diez quilates. Y la razón de que sea tan raro estriba en que la verdadera diligencia va en contra de la naturaleza humana.
Todos tenemos rasgos que forman parte de la condición humana. Estos rasgos generan impulsos, inclinaciones, fortalezas y debilidades de forma natural. Sin embargo, la diligencia no es uno de ellos. De hecho, el rasgo común a todos los seres humanos es nuestro deseo o impulso de gratificación inmediata. Lo queremos todo y lo queremos ya, con el mínimo esfuerzo posible. Ésa es nuestra naturaleza. Todos tenemos una inclinación natural a seguir la ley del mínimo esfuerzo. Afortunadamente, a pesar de nuestra inclinación natural, podemos optar por seguir un sendero de mayor esfuerzo y podemos hacernos diligentes en la búsqueda de cualquier empeño, proyecto u objetivo. y si usted desarrolla el tipo de diligencia al que se refiere Salomón, podrá alcanzar resultados increíbles en cualquier campo importante de su vida.
El concepto de diligencia de Salomón (que no es lo que usted cree)
El diccionario que tengo en el ordenador describe la diligencia como «un esfuerzo persistente y afanoso en la realización de algo». Me encanta la palabra «persistente»; la persistencia forma parte ciertamente de la diligencia. «Afanoso», por otra parte, no es el término más preciso que se pueda utilizar cuando se intenta comprender el significado de «diligencia» para Salomón. Yo preferiría utilizar el término «inteligente». Si yo necesito talar un árbol e intento hacerlo con un martillo, me supondrá un trabajo afanoso, pero no será ciertamente diligente. Me llevará horas, incluso días, echar abajo un árbol con un martillo. Por otra parte, si utilizo una motosierra, podré talar el mismo árbol en pocos minutos. El trabajo no me resultará tan «afanoso», pero sí que estaré haciendo un trabajo más «inteligente». El software de mi ordenador me ofrece una relación de palabras sinónimas de diligencia: meticulosidad, escrupulosidad, minuciosidad y esmero. Aunque todas estas cualidades constituyen aspectos importantes de la diligencia, no transmiten plenamente el significado que le da Salomón a esta palabra.
Para comprender plenamente lo que Salomón quería decir con la palabra «diligente», tendremos que añadir esas cualidades a las palabras de Salomón que encontramos en Proverbios 20:11:
Incluso en sus acciones da el muchacho a conocer si sus obras serán puras y rectas.
Las palabras clave aquí son «puras» y «rectas». Salomón utiliza la palabra «puro» no sólo en un sentido de valor moral o ético, sino más bien en cuanto al trabajo en su forma más pura. Se parece más a un término de minería que a un término ético. Las minas de Salomón suponían una importantísima porción de sus riquezas, y utilizaba con frecuencia términos mineros en sus escritos. Y si usted estuviera extrayendo oro, ¿qué haría? Extraería un montón de tierra, encontraría una gran roca, la sacaría y la sometería a un intenso calor que fundiera todas las impurezas. Lo que quedara de todo eso sería oro puro. Ése es el lado «puro» de la diligencia. Es consagrarse a invertir los días, las horas y los minutos de uno mismo en algo que va a traer un rendimiento puro sobre el tiempo y el esfuerzo invertido.
La otra parte de la diligencia es el lado «recto». No se trata sólo de trabajar en algo con persistencia y con inteligencia. Se trata de hacerlo recto: expeditivamente, eficientemente y efectivamente. Es decir, hacerlo a tiempo, al nivel más alto posible, independientemente de lo que se pida o se espere. Significa aportar creatividad, persistencia e, incluso, a otras personas y recursos externos en un esfuerzo por conseguir un resultado extraordinario.
LA DILIGENCIA es una habilidad que se puede aprender y que combina: persistencia creatividad, un esfuerzo inteligente rectamente planificado y rectamente realizado de un modo oportuno, eficiente y efectivo, para conseguir un resultado puro y de la más alta calidad de excelencia.
Ahora bien, antes de que dé usted marcha atrás y diga, «Yo no soy así. No soy una persona creativa ni persistente», déjeme que le diga que sí que puede serlo. Todo lo que tiene que hacer es seguir la receta de Salomón para desarrollar la habilidad de la diligencia. Él pensaba que cualquier persona puede desarrollar esta habilidad. Recuerde que decía, «Incluso en sus acciones... ». Y en cuanto hayamos dominado el arte de la diligencia, podremos utilizarla en cualquier campo importante de nuestra vida, en cualquier empeño o búsqueda, para conseguir resultados increíbles. Podremos utilizarla para convertir un pobre matrimonio en un magnífico matrimonio, una buena carrera en una carrera increíble y un negocio fracasado en un negocio exitoso.
¿Le parece complicado? Eso se debe a que la verdadera diligencia implica muchas cualidades. y ése es el motivo por el cual la verdadera diligencia es tan rara. Quizá lo entienda mejor con una sencilla ilustración.
En mi primer año de universidad me hicieron jefe de pelotón en el ROTC.4* Los otros treinta y nueve jefes de pelotón pertenecían a cursos superiores. El principal acontecimiento del año en el ROTC era la competición anual de simulacro de combate entre los cuarenta pelotones. Antes de la competición, había un oficial que creía que su pelotón iba a ganar sin despeinarse siquiera. Creía que él y su pelotón habían sido diligentes a lo largo de todo el año, congregándose todos los días de la semana a las 7:00 de la mañana para realizar sus sesiones de simulacro. Lo que él no sabía era que mi pelotón se ponía en marcha todos los días a las 6:00 de la mañana (voluntariamente) y que practicaba durante dos horas en lugar de una. No sabía que yo le había enseñado a mi pelotón unas complejas maniobras de equipo durante la hora en la que estábamos solos en el campo de simulacro.
Todos y cada uno de los treinta cadetes de mi pelotón trabajaba diligentemente para dominar las maniobras. Para cuando llegó el momento de la competición, habíamos practicado el doble de horas que el otro grupo y habíamos aprendido rutinas más complejas. En relación con el resto de pelotones, nosotros habíamos sido verdaderamente diligentes, mientras que los demás sólo creían que habían sido diligentes. Lo que vino después fue un «resultado increíble». Mi pelotón ganó el evento, consiguiendo 287 puntos de un total posible de 300. El pelotón privilegiado se situó en segunda posición, consiguiendo sólo 168 puntos. Yo fui el único estudiante de primer año en mandar un pelotón en la historia del ROTC de la Universidad del Estado de Arizona y en ganar la competición anual de simulacro de combate.
Me nombraron Cadete del Año, me dieron una vuelta de noventa minutos en un caza supersónico de combate y me ofrecieron una beca de vuelo de las Fuerzas Aéreas para pagar los tres años restantes de mi formación en la universidad. Sin embargo, si hemos de ser justos, todos ganamos allí, todo mi pelotón. y lo hicimos no porque fuéramos más listos ni porque estuviéramos mejor formados, sino porque fuimos verdaderamente diligentes.
(*4 Reserve Officers' Training Corps, Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva. Es un programa de entrenamiento de las fuerzas armadas de Estados Unidos presente en las universidades para reclutar y educar oficiales encargados. (N. del T.).
Las recompensas de ser verdaderamente diligente
Es naturaleza humana seguir la ley del mínimo esfuerzo. Salomón se daba cuenta de que necesitamos estar motivados para optar por la diligencia en lugar de por nuestra inclinación natural de «seguir la corriente». ¿Y en qué consiste esa motivación? Salomón nos dice que ser verdaderamente diligente nos trae recompensas inapreciables, mientras que la falta de diligencia puede producir devastadoras consecuencias. He aquí algunas de las recompensas que él promete.
Usted obtendrá una ventaja segura
Sea cual sea el esfuerzo, ¿qué sería preferible, tener una ventaja fuerte e inamovible o tener una profunda desventaja? Salomón nos asegura que aquellos que son verdaderamente diligentes obtendrán una ventaja insuperable sobre aquellos otros que no lo son. Salomón dice:
Los proyectos del diligente, todo son ventajas. PROVERBIOS 21:5
Tanto si competimos frente a empresas, personas, circunstancias o, simplemente, frente al tiempo, la diligencia nos dará una ventaja única, una ventaja que dará como resultado una mayor productividad, un mayor logro, una mayor riqueza y una mayor satisfacción.
Usted controlará la situación en vez de estar controlado por la situación
¿Qué prefiere, que su vida la controle su jefe y otras personas o controlar usted su propia vida? Salomón dice:
La mano diligente obtiene el mando; la flojedad acaba en trabajos forzados. PROVERBIOS 12:24
Aquellos que son verdaderamente diligentes no sólo controlan su propio destino, sino que también acrecientan los logros de quienes están a su alrededor.
Usted se sentirá verdaderamente satisfecho
La inmensa mayoría de las personas están en un perpetuo estado de hambre. No de comida, al menos en Norteamérica, sino de cosas. Los norteamericanos de hoy en día tienen más deudas y menos ahorros que los de cualquier otra generación en la historia. No importa lo que tengamos, parece que nunca es suficiente. La verdadera satisfacción y el contento parecen ser tan raros como un billete de lotería ganador. En cambio, Salomón nos advierte:
El alma de los diligentes engorda. PROVERBIOS 13:4
Cuando utiliza la palabra «alma», Salomón se refiere al ser más profundo del hombre o de la mujer, a su verdadero centro, a la sede de su personalidad y de sus emociones. Imagínese estar tan contento y satisfecho que no ansía nada. Ése es el tipo de satisfacción que se le promete al diligente.
Obtendrá el respeto y la admiración de aquellos que ostentan la autoridad
Mientras que otros se esfuerzan por hacerse notar, el diligente es solicitado por las personas prominentes o de autoridad. Eso es lo que Salomón quiere dar a entender cuando dice que la persona que es diligente en su oficio:
«Se colocará al servicio de reyes» (Proverbios 22:29).
Sus logros se convertirán en estrellas brillantes que darán tanta luz que llamarán la atención de todos los que les rodeen.
Sus necesidades quedarán satisfechas
Aquellos que trabajan diligentemente en el campo que les compete obtendrán suficiente éxito material como para satisfacer sus necesidades. Salomón escribe:
Quien cultiva su tierra se hartará de pan, pero quien vaya en pos de personas vanas está vacío de entendimiento. PROVERBIOS 28:19
 Aquí también nos advierte de que, si uno se aleja del campo de sus esfuerzos para seguir a gente vana o para seguir sus consejos, perderá el sendero del entendimiento. Traducción: No se deje engañar por personas que parecen exitosas en la superficie y que ofrecen «proyectos para hacerse rico rápidamente», proyectos que suenan demasiado bonitos para ser ciertos. Cuando se encuentre con ellos, huya.
Experimentará un éxito siempre creciente
Salomón nos asegura que aquellos que trabajan diligentemente experimentarán un éxito y una riqueza siempre crecientes, pero el dinero que nos llega con facilidad, sin un esfuerzo significativo, casi siempre termina perdiéndose. Dice:
La fortuna obtenida por vanidad decrecerá, pero aquel que junta por trabajo medrará. PROVERBIOS 13:11
Por difícil que resulte de creer, la mayoría de las personas que ganan en la lotería pierden todo lo ganado en un período de tiempo relativamente breve. Incluso los jugadores que tienen la suerte suficiente como para ganar una cantidad de dinero importante en el juego lo pierden todo con el tiempo y terminan llenos de deudas. Los casinos de Las Vegas no ofrecen gratuitamente las fastuosas suites de los hoteles a quienes ganan mucho por su bondadoso corazón. Lo hacen porque saben que, por mucho que haya ganado alguien en el juego, al final terminará perdiendo mucho más.
Sus esfuerzos serán provechosos
Salomón promete que TODA labor diligente da como resultado una ganancia; ganancia que se mide por la exitosa consecución de sus objetivos y por la recompensa económica que usted recibe por conseguir esos objetivos. En Proverbios 14:23, dice:
Todo trabajo produce abundancia, la charlatanería sólo indigencia.
Aplique ese trabajo a su matrimonio o a sus esfuerzos en la educación de sus hijos, y su abundancia se medirá por la cantidad de satisfacción que obtendrán tanto usted como el resto de su familia. Por otra parte, Salomón nos advierte de que el mero hablar es barato y fácil, y que no lleva a otra parte que a la pobreza. La labor diligente exige mucho esfuerzo. Requiere visión, creatividad, compromiso y una colaboración efectiva con los demás. En esencia, Salomón nos está diciendo que, si a usted no le va bien en su carrera, o si su matrimonio no es tan satisfactorio como desea, lo más probable es que no esté trabajando con la suficiente diligencia. La diligencia en cualquier área de nuestra vida traerá siempre resultados provechosos.
Las consecuencias de no ser diligente
Las mayores motivaciones que tenemos los seres humanos en la vida son el deseo de ganar y el temor de perder. Y Salomón intenta motivarnos con las dos cosas. Si sus siete recompensas no proporcionan la motivación que usted necesita para intentar ser diligente, quizá las consecuencias de no ser diligente le puedan servir de estímulo.
El no diligente siempre se encontrará en franca desventaja
Los diligentes se toman todo el tiempo que necesitan para planificar y preparar su trabajo, de ahí que lo hagan todo de forma excelente. Los que no son diligentes no se toman el tiempo necesario para planificar, preparar ni realizar su trabajo. Suelen ir «a salto de mata», y sus prisas terminan por llevarles al fracaso. Salomón dice:
Los proyectos del diligente, todo son ganancia; para el que se precipita, todo es indigencia. PROVERBIOS 21:5
Yo he perdido todos mis ahorros en cinco ocasiones, y en cada una de esas ocasiones actué con precipitación; es decir, fui cualquier cosa menos diligente. Las dos primeras veces, mis pérdidas fueron de 20.000 y de 120.000 dólares respectivamente. Las tres veces siguientes, las cantidades fueron mucho mayores, de millones de dólares. De igual modo, mi hija perdió sus ahorros por actuar de forma precipitada y sin buscar mi consejo o el de otras personas. Si hubiéramos actuado diligentemente en lugar de precipitadamente, ella aún tendría sus ahorros y yo tendría millones de dólares de más en mis cuentas.
No dispondrá de ningún control
A nadie le gusta no disponer de control alguno en su vida. Nos disgusta sobremanera que sean otras personas las que controlen nuestra existencia. Sin embargo, Salomón advierte:
La mano diligente obtiene el mando; la flojedad acaba en trabajos forzados. PROVERBIOS 12:24
¿Quién decide cómo emplea usted sus días, cuánto dinero se le pagará, si será ascendido, degradado o despedido? Incluso en el caso de quienes tienen su propio negocio, si no son diligentes, terminarán controlados por sus clientes o por la competencia.
Anhelará muchas cosas, pero encontrará poco solaz
Mientras que aquellos que son diligentes ven satisfechos sus deseos más profundos y disfrutan de una profunda sensación de satisfacción, los que no actúan diligentemente están sometidos a interminables anhelos que nunca ven satisfechos. Salomón no sólo nos dice que el alma del diligente engordará; también nos advierte:
Tiene hambre el perezoso, más no se cumple su deseo. PROVERBIOS 13:4
Por desgracia, para aquellos que no actúan diligentemente, su vida está más definida por el deseo que por la satisfacción.
El no diligente carecerá de entendimiento
En la actualidad, los canales de televisión están repletos de personas que prometen fortuna sin trabajar. Usted puede comprar una propiedad inmobiliaria sin poner dinero, puede hacer centenares de miles de dólares en bienes indispensables para el trabajo aun cuando no tenga dinero ahorrado, y así sucesivamente.
Salomón nos advierte de que quienes van en pos de artistas del dinero fácil y de planes para hacerse ricos rápidamente no hacen otra cosa que demostrar su ignorancia,
Quien cultiva su tierra se hartará de pan, pero quien vaya en pos de personas vanas está vacío de entendimiento. PROVERBIOS 28: 19
Derrochará su fortuna y su seguridad
La fortuna obtenida por vanidad decrecerá, pero aquel que junta por trabajo medrará. PROVERBIOS 13: 11
Salomón diferencia entre las dos formas en que la gente obtiene su fortuna: los que la obtienen a través de sus esfuerzos diligentes y los que la obtienen sin trabajar por ella. En Proverbios l3:11, advierte de que los que obtienen su fortuna por medio de búsquedas vanas verán disminuir sus riquezas y, en última instancia, las verán desaparecer.
Sus esfuerzos quedarán en nada
Los hay que hacen su trabajo diligentemente y de corazón, mientras que otros no hacen más que hablar de lo que harán algún día. Hablar es fácil, no precisa de esfuerzo. El trabajo diligente requiere una gran dosis de esfuerzo. Pero, mientras que el diligente saca provecho de sus trabajos, el charlatán no hace más que desperdiciar su tiempo y el de los demás. Ése es el motivo por el cual Salomón nos dice en Proverbios 14:23 que la charlatanería sólo produce indigencia».
¿Cómo puede ser usted verdaderamente diligente en todos los aspectos de su vida?
Salomón nos ofrece cuatro pasos que cualquier persona puede aplicar para hacer de la diligencia parte de su vida cotidiana. Sin embargo, hay un gigantesco obstáculo que nos vamos a encontrar casi a diario. Me refiero a la tendencia inherente que tenemos a seguir la ley del mínimo esfuerzo; nuestra pereza innata.
Muy pocos nos consideramos personas perezosas. Pero lo cierto es que todos tenemos las semillas de la pereza en nuestra naturaleza. Y, si no se hace algo, esas semillas crecerán en un campo que socavará uno o más aspectos de nuestra vida. Si no les prestamos atención, pueden sofocar el potencial de nuestra vida. Normalmente, nos enfrentamos a las semillas de la pereza en algún aspecto de nuestra vida, como en nuestra profesión, y dejamos desatendidos otros aspectos, como las relaciones familiares.
Yo he conocido a hombres que han hecho una gran fortuna en su vida profesional, mientras que su matrimonio terminaba en divorcio. Pero no tiene por qué ser así. Salomón nos muestra cómo podemos tratar con estas semillas, estén donde estén, y cómo podemos reemplazarlas por las semillas de la diligencia.
Reconozca las causas que originan la pereza
Según Salomón, hay cuatro causas que originan la pereza: el egocentrismo, la vanidad (arrogancia), la ignorancia y la irresponsabilidad. (Salomón suele combinar estas dos últimas en una única categoría que denomina necedad.) Para tratar de forma eficaz con la pereza, tendremos que tratar con las causas que la originan.
El egocentrismo
Al hombre le parecen rectos todos sus caminos... PROVERBIOS 21:2
Naturalmente, vemos las cosas en primer lugar desde nuestro punto de vista. Si no cambiamos de enfoque para centrarnos en los intereses y el bienestar de los demás, no haremos otra cosa que buscar una gratificación inmediata de nuestros deseos egoístas. Nos volveremos ciegos al impacto de nuestros actos sobre nuestro futuro o sobre las vidas de los demás. Salomón sugiere que nos preguntemos qué curso de acción podríamos tomar que sirva mejor al interés de todos los afectados.
La vanidad (arrogancia)
El perezoso se tiene por más sabio en su propia vanidad que siete personas que puedan ofrecer una razón... PROVERBIOS 26:16
Debido a que solemos pensar que somos más listos que los que nos rodean, nos conducimos sin buscar los consejos o el asesoramiento de los demás. Es mucho más fácil actuar primero y buscar consejo después. Y dado que creemos saber más que los demás, simplemente emprendemos la acción que nos apetece emprender. Sólo tenemos que aceptar que hay otras personas que son tan lúcidas y sabias como nosotros, si no más, y que conviene que busquemos sus consejos antes de tomar decisiones importantes y de actuar en función de ellas. Aquellos que son verdaderamente diligentes buscarán las palabras de varios consejeros sabios antes de embarcarse en cualquier acción importante.
La ignorancia y la irresponsabilidad (necedad)
He pasado junto al campo de un perezoso y junto a la viña de un hombre insensato, y estaba todo invadido de ortigas, los cardos cubrían el suelo, la cerca de piedras estaba derruida. PROVERBIOS 24:30-31
La última causa de la pereza es la ignorancia y la irresponsabilidad, o lo que Salomón llama necedad. Frecuentemente, la necedad es el resultado de la ignorancia que tenemos acerca de las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones. Es más fácil actuar desde la ignorancia que formarse, pues formarnos y educamos precisa de tiempo y de esfuerzo. Es fácil seguir siendo ignorante y seguir la ley del mínimo esfuerzo. Sin embargo, las consecuencias de este tipo de necedad pueden ser devastadoras. Aún peor es la irresponsabilidad pues, sabiendo lo que se debe hacer, se opta por no hacerlo.
La pereza da lugar a más pereza
El perezoso no ara el campo debido al frío; luego, suplicará en la cosecha y no hallará nada. PROVERBIOS 20:4
La pereza se puede difundir también a otras áreas de su vida. Cuanto más ceda a su inclinación natural de gratificación inmediata, más fuerte se hará esa inclinación, hasta que se convierta en un hábito.
La pereza construye una dolorosa barrera que nos separa de la consecución personal. En Proverbios 15:19, Salomón dice: «El camino del perezoso es como un seto de espinos». Cuando yo era niño, el vecino del patio trasero tenía rodeado su patio por un espeso seto de bayas rojas y espinos. A mis amigos y a mí nos aterrorizaban aquellas ocasiones en que, accidentalmente, una pelota de béisbol o de fútbol americano iba a parar al patio del señor Fouts. Uno de nosotros tendría que abrirse paso a través de los espinos para recuperar la pelota. Y cualquiera que tenía que hacer dicha faena volvía cubierto de sangrientos arañazos. Para Salomón, la pereza construye este mismo tipo de barrera para el éxito personal. Pocos son los que se sienten capaces o están dispuestos a cruzarla.
Los pasos que sugiere Salomón para hacernos diligentes
Entonces, ¿cómo podemos introducir en nuestra vida el concepto de diligencia que propone Salomón? Ser verdaderamente diligente lleva tiempo y supone hacer un hábito de ello en las áreas importantes de la vida. La buena noticia es que no tendrá que esperar durante años, meses o días para empezar a aplicarse diligentemente en sus empresas. Salomón nos da cuatro pasos que podemos utilizar desde ya para empezar a actuar diligentemente en nuestro trabajo, en nuestra carrera, en nuestro matrimonio, en nuestras relaciones con los hijos o, incluso, en el campo espiritual de nuestra vida.
Paso 1. Despierte a la realidad
¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?.. Llegará como un bandido tu miseria y la escasez como un hombre armado. PROVERBIOS 6:9-11
Creemos disponer de más tiempo del que realmente disponemos para alcanzar nuestros objetivos personales y profesionales. Y así nos andamos con dilaciones y dejamos de hacer lo que sabemos que deberíamos hacer. Por ejemplo, casi el 80 por ciento de los estadounidenses tiene problemas de sobrepeso. Y casi todos piensan que empezarán a perder peso la próxima semana, el mes próximo o el año que viene. Tienen planeado comer mejor, hacer más ejercicio y cuidar más de su cuerpo. Pero pasan los años y no encuentran tiempo para ponerse manos a la obra. Ponerse en forma no deja de ser un sueño para ellos, porque están dormidos a su propia realidad. De igual modo, esposos y esposas, padres y madres, tienen planes para mejorar su matrimonio o su familia... ¡pero siempre se trata de algo que se hará más adelante! Salomón dice: ¡DESPIERTA y DEJA DE ANDARTE CON DILACIONES!
No siga dormido ante las realidades que le rodean. Salomón nos pide que despertemos al mundo real, con sus limitaciones, sus exigencias y sus oportunidades. El reloj no deja de avanzar, y cada día que pasa es un día que nunca se repetirá. Y cada día que pasa nos acerca un día más al término de nuestro limitado tiempo en la Tierra. Despierte y actúe con diligencia en su vida ahora mismo. ¡Las oportunidades se le multiplicarán! Asuma la responsabilidad de su vida, de sus actitudes, de sus valores y de cómo emplea usted su tiempo.
Paso 2. Defina sus visiones
Salomón dice en Proverbios 29:18: «Cuando no hay visiones, el pueblo perece». Dicho de otra forma, si no tenemos visión, perdemos la dirección, la motivación, la alegría, la pasión, la energía, la creatividad y el compromiso. Afortunadamente, lo opuesto de este proverbio también es cierto. Cada vez que uno introduce una visión verdadera en cualquier área de la vida obtiene nueva energía. Descubrirá dirección, motivación, alegría, pasión, energía, creatividad y compromiso. Definir una visión es un componente esencial de la diligencia. De hecho, es imposible ser verdaderamente diligente si uno no dispone de una visión clara de lo que quiere conseguir. Aportar diligencia a la vida es el paso más importante que uno puede dar. En Proverbios 6:6, Salomón dice a aquellos que carecen de diligencia que observen con atención a la hormiga. La hormiga «no tiene jefe, ni capataz, ni amo; sin embargo, asegura en el verano su sustento, recoge su comida al tiempo de la mies». Es decir, la hormiga está tan orientada a una misión que, incluso sin supervisión ni dirección, hace exactamente lo que tiene que hacer por su bien y por el bien de toda la colonia. Cuando usted tiene una visión clara de lo que quiere hacer, y cuando tiene un plan detallado para hacer realidad esa visión, como la hormiga de Salomón, usted tiene la iniciativa y obtiene la diligencia para hacer realidad la visión.
Paso 3. Busque un socio eficaz
Donde no hay consultas, los planes fracasan; con muchos consejeros, se llevan a cabo. PROVERBIOS 15:22
En cualquier empresa que merezca la pena, es imposible ser diligente sin buscar consejo externo y sin buscar socios eficaces. Todos sabemos un poco de todo, pero no hay nadie que sepa mucho de todo. La mayoría de las personas posee conocimientos profundos en unos cuantos temas, pero ignora completamente o es incapaz de realizar un millón de otras cosas. Sin embargo, la verdadera diligencia exige la excelencia en cada paso que damos.
La única forma posible de conseguir la excelencia en las áreas en las que carecemos del talento o de los conocimientos necesarios consiste en buscar consejo y/o un socio eficaz. Cuando hablo de buscar socio, me refiero a pedir la ayuda de consejeros, asesores, mentores o cualquier otra persona que pueda proporcionarnos los conocimientos y las habilidades que necesitamos para lograr la excelencia en la realización de nuestra visión.
A lo largo de la historia, nadie ha podido lograr ninguna meta que mereciera la pena, ningún proyecto significativo ni ningún sueño imposible sin unos asociados eficaces y sin buscar consejo fuera de sí. Si las personas que más éxito han tenido en la historia tuvieron necesidad de consejeros y de asociados, ¿por qué iba a ser usted diferente e iba a conseguir algo que verdaderamente merezca la pena sin tal ayuda? Lo cierto es que nadie puede hacerlo. La persona verdaderamente diligente no busca consejo sólo cuando tiene problemas en su empeño; más bien, busca consejo desde un principio, antes de dar inicio a su esfuerzo. Esto reduce enormemente los riesgos de fracaso e incrementa significativamente las probabilidades de éxito.
Paso 4. Busque la sabiduría y construya su vida sobre ella
Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro; adquirir inteligencia es preferible a la plata. PROVERBIOS 16:16
El último componente, un componente crítico, para convertirse en una persona diligente es buscar la sabiduría y construir la vida sobre sus cimientos. Salomón nos dice que busquemos la sabiduría como si de un tesoro oculto se tratara. La verdadera sabiduría rara vez se encuentra en la superficie, a la vista de todos, sino que más bien es un tesoro que hay que buscar, y los que lo buscan suelen tener que escarbar por debajo de la superficie. Pero no es un empeño difícil. Es divertido buscar tesoros enterrados, y resulta sumamente gratificante encontrarlos. Como podrá ver en el último capítulo de este libro, las recompensas que se derivan de la obtención de la verdadera sabiduría son literalmente inimaginables.
Es imposible ser diligente en cualquier empeño sin obtener primero una visión clara y precisa de lo que uno pretende alcanzar. En el siguiente capítulo, descubrirá el modo de desarrollar y de potenciar la visión de cada empresa y de cada proyecto importante en su vida.
¿Es usted diligente en su trabajo, en su matrimonio, como padre o madre, en su carrera? Utilice esta lista para medir su nivel de diligencia en cualquier área importante de su vida. Esta lista le ayudará a determinar en qué momentos y en qué situaciones carece de la suficiente diligencia. Las habilidades que va a aprender en los dos próximos capítulos le ayudarán a actuar de forma diligente en cualquier empeño al que se haya entregado.
LISTA SOBRE LA DILIGENCIA
1. ¿Tiene usted una visión clara y precisa de lo que quiere alcanzar?
2. ¿Insiste creativamente en su empeño, a pesar de las decepciones y de los fracasos?
3. ¿Trabaja de forma inteligente?
4. ¿«Planifica rectamente»?
5. ¿Lleva a cabo las cosas de un modo «recto»?
6. ¿Trabaja con prontitud (con fechas marcadas)?
7. ¿Trabaja eficientemente?
8. ¿Trabaja efectivamente (consiguiendo resultados efectivos)?
9. ¿Obtiene resultados de calidad?
10. ¿Alcanza la verdadera excelencia?



Para los que están interesados en este tipo temas, pueden bajar el libro en pdf aquí.



Oración para hoy:
Gracias por los espacios de reposo que me concedes. A veces siento sobre mí un peso enorme que me abruma. Me da la impresión de que no lograré salir adelante, de que no puedo dar ni un paso más. Pero después, en el momento preciso, Tú aligeras mi carga. Tomas en Tus manos el peso que llevo a cuestas, lo levantas y me concedes suave descanso y relajación; justo lo que me hace falta. Cuando no aguanto más, sólo Tú podrías saber que necesito una tregua. En esos momentos me dejas sentir Tu amor celestial.
Me das pausas entre una batalla y otra. Me infundes paz en medio de la tormenta. Me envías rayos de alegría aun en plena lluvia de tristeza, y me ofreces un abrigo de paz donde resguardarme de los vientos turbulentos. Todo lo que procede de Tu mano es perfecto: las alegrías y el amor, las dificultades y las pruebas. En cualquier caso, Tú, amorosamente, me concedes momentos de profunda paz y tranquilidad.
Sé que todo lo que sucede está planeado por Ti. Me dijiste que transitara por esta senda; que has dispuesto cada uno de mis pasos, de uno en uno; que portara fiel y diligentemente mi cruz. Me mandaste que reflejara Tu amor, que llevara Tu gozo en mi corazón y que tuviera una sonrisa dibujada en el rostro a la vista de todos. Gracias por mostrarme, no sólo qué camino tomar, sino también cómo debo proceder. Tus amorosas palabras me guían. Te amo, Jesús.



Hugo, en una de nuestras clases semanales con nuestros amigos.

¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfonos: (506) 88539162

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