¿Has
visto un hombre diligente en su
oficio? Se colocará al servicio de reyes. PROVERBIOS 22:29.
Conviértase en ese uno entre mil que
logra increíbles resultados
En
cualquier empeño que emprendamos, o en cualquier objetivo que persigamos,
podemos obtener resultados increíbles, magníficos, buenos, aceptables, pobres,
terribles o catastróficos. En mis cincuenta y tantos años, he experimentado
todo tipo de resultados, tanto en lo personal como en lo profesional y en lo económico.
Estudiando las vidas de muchas de las personas que más éxito han tenido en la
historia, he descubierto que también ellos experimentaron toda la gama de
resultados en uno o en más aspectos de su existencia. Pero en los campos de sus
mayores consecuciones, todos ellos sin excepción obtuvieron resultados increíbles.
Y todos y cada uno de ellos obtuvieron tan sorprendentes resultados porque
aprendieron e hicieron uso de una simple habilidad, aunque increíblemente
poderosa. Esta habilidad fue la clave mediante la cual hicieron realidad sus
sueños imposibles. George Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, Thomas
Edison, Clara Barton, John D. Rockefeller, Henry Ford, Sam Walton, Walt Disney,
Bill Gates, Oprah Winfrey y Steven Spielberg constituyen un ejemplo de personas
que la han utilizado. Y lo cierto es que, cada vez que se hace uso de esta
habilidad, a la larga genera resultados increíbles. Además, casi nunca es
posible lograr resultados inimaginables sin esta habilidad.
Desgraciadamente,
menos de una persona de cada mil la utiliza plenamente. Lo bueno es que se
trata de una habilidad que se puede aprender con facilidad, y que la puede
utilizar cualquiera, independientemente de su origen, de su formación o de su
cociente intelectual. Me refiero a la habilidad de la diligencia. La
mayoría de las personas creen comprender lo que significa la diligencia, pero no
hay nada que esté más lejos de la verdad. Cuando Salomón habla de la
diligencia, está hablando de un rasgo que es tan raro como un diamante de diez
quilates. Y la razón de que sea tan raro estriba en que la verdadera diligencia
va en contra de la naturaleza humana.
Todos
tenemos rasgos que forman parte de la condición humana. Estos rasgos generan
impulsos, inclinaciones, fortalezas y debilidades de forma natural. Sin
embargo, la diligencia no es uno de ellos. De hecho, el rasgo común a todos los
seres humanos es nuestro deseo o impulso de gratificación inmediata. Lo queremos
todo y lo queremos ya, con el mínimo esfuerzo posible. Ésa es nuestra
naturaleza. Todos tenemos una inclinación natural a seguir la ley del mínimo
esfuerzo. Afortunadamente, a pesar de nuestra inclinación natural, podemos
optar por seguir un sendero de mayor esfuerzo y podemos hacernos diligentes en
la búsqueda de cualquier empeño, proyecto u objetivo. y si
usted desarrolla el tipo de diligencia al que se refiere Salomón, podrá
alcanzar resultados increíbles en cualquier campo importante de su vida.
El concepto de diligencia de Salomón (que
no es lo que usted cree)
El
diccionario que tengo en el ordenador describe la diligencia como «un esfuerzo
persistente y afanoso en la realización de algo». Me encanta la palabra «persistente»;
la persistencia forma parte ciertamente de la diligencia. «Afanoso», por otra
parte, no es el término más preciso que se pueda utilizar cuando se intenta comprender
el significado de «diligencia» para Salomón. Yo preferiría utilizar el término
«inteligente». Si yo necesito talar un árbol e intento hacerlo con un martillo,
me supondrá un trabajo afanoso, pero no será ciertamente diligente. Me llevará horas,
incluso días, echar abajo un árbol con un martillo. Por otra parte, si utilizo
una motosierra, podré talar el mismo árbol en pocos minutos. El trabajo no me
resultará tan «afanoso», pero sí que estaré haciendo un trabajo más
«inteligente». El software de mi ordenador me ofrece una relación de palabras sinónimas
de diligencia: meticulosidad, escrupulosidad, minuciosidad y esmero. Aunque todas
estas cualidades constituyen aspectos importantes de la diligencia, no
transmiten plenamente el significado que le da Salomón a esta palabra.
Para
comprender plenamente lo que Salomón quería decir con la palabra «diligente»,
tendremos que añadir esas cualidades a las palabras de Salomón que encontramos
en Proverbios 20:11:
Incluso en sus acciones da el muchacho
a conocer si sus obras serán puras y rectas.
Las
palabras clave aquí son «puras» y «rectas». Salomón utiliza la palabra «puro»
no sólo en un sentido de valor moral o ético, sino más bien en cuanto al
trabajo en su forma más pura. Se parece más a un término de minería que a un
término ético. Las minas de Salomón suponían una importantísima porción de sus
riquezas, y utilizaba con frecuencia términos mineros en sus escritos. Y si
usted estuviera extrayendo oro, ¿qué haría? Extraería un montón de tierra,
encontraría una gran roca, la sacaría y la sometería a un intenso calor que
fundiera todas las impurezas. Lo que quedara de todo eso sería oro puro. Ése es
el lado «puro» de la diligencia. Es consagrarse a invertir los días, las horas
y los minutos de uno mismo en algo que va a traer un rendimiento puro sobre el
tiempo y el esfuerzo invertido.
La
otra parte de la diligencia es el lado «recto». No se trata sólo de trabajar en
algo con persistencia y con inteligencia. Se trata de hacerlo recto: expeditivamente,
eficientemente y efectivamente. Es decir, hacerlo a tiempo, al nivel más alto
posible, independientemente de lo que se pida o se espere. Significa aportar
creatividad, persistencia e, incluso, a otras personas y recursos externos en
un esfuerzo por conseguir un resultado extraordinario.
LA
DILIGENCIA es una habilidad que se puede aprender y que combina:
persistencia creatividad, un esfuerzo
inteligente rectamente planificado y rectamente realizado de
un modo oportuno, eficiente y efectivo, para conseguir un resultado puro y de la más alta calidad de excelencia.
Ahora
bien, antes de que dé usted marcha atrás y diga, «Yo no soy así. No soy una
persona creativa ni persistente», déjeme que le diga que sí que puede serlo.
Todo lo que tiene que hacer es seguir la receta de Salomón para desarrollar la
habilidad de la diligencia. Él pensaba que cualquier persona puede desarrollar esta
habilidad. Recuerde que decía, «Incluso en sus acciones... ». Y en
cuanto hayamos dominado el arte de la diligencia, podremos utilizarla en
cualquier campo importante de nuestra vida, en cualquier empeño o búsqueda,
para conseguir resultados increíbles. Podremos utilizarla para convertir
un pobre matrimonio en un magnífico matrimonio, una buena carrera en una carrera
increíble y un negocio fracasado en un negocio exitoso.
¿Le
parece complicado? Eso se debe a que la verdadera diligencia implica muchas
cualidades. y ése es el motivo por el cual la
verdadera diligencia es tan rara. Quizá lo entienda mejor con una sencilla
ilustración.
En
mi primer año de universidad me hicieron jefe de pelotón en el ROTC.4* Los
otros treinta y nueve jefes de pelotón pertenecían a cursos superiores. El
principal acontecimiento del año en el ROTC era la competición anual de
simulacro de combate entre los cuarenta pelotones. Antes de la competición,
había un oficial que creía que su
pelotón iba a ganar sin despeinarse siquiera. Creía que él y su pelotón habían
sido diligentes a lo largo de todo el año, congregándose todos los días de la
semana a las 7:00 de la mañana para realizar sus sesiones de simulacro. Lo que
él no sabía era que mi pelotón se ponía en marcha todos los días a las 6:00 de
la mañana (voluntariamente) y que practicaba durante dos horas en lugar de una.
No sabía que yo le había enseñado a mi pelotón unas complejas maniobras de
equipo durante la hora en la que estábamos solos en el campo de simulacro.
Todos
y cada uno de los treinta cadetes de mi pelotón trabajaba diligentemente para dominar las maniobras. Para cuando llegó el momento de la
competición, habíamos practicado el
doble de horas que el otro grupo y habíamos aprendido rutinas más complejas. En relación con el resto de pelotones, nosotros habíamos sido verdaderamente
diligentes, mientras que los
demás sólo creían que habían sido diligentes. Lo que vino después fue un «resultado increíble». Mi pelotón ganó el evento, consiguiendo 287 puntos de un total
posible de 300. El pelotón privilegiado
se situó en segunda posición, consiguiendo sólo 168 puntos. Yo fui el único estudiante de primer año en mandar un pelotón en la historia del ROTC de la
Universidad del Estado de Arizona y
en ganar la competición anual de simulacro de combate.
Me
nombraron Cadete del Año, me dieron una vuelta de noventa minutos en un caza
supersónico de combate y me ofrecieron una beca de vuelo de las Fuerzas Aéreas
para pagar los tres años restantes de mi formación en la universidad. Sin
embargo, si hemos de ser justos, todos ganamos allí, todo mi pelotón. y lo
hicimos no porque fuéramos más listos ni porque estuviéramos mejor formados,
sino porque fuimos verdaderamente diligentes.
(*4 Reserve Officers' Training Corps, Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales
de la Reserva. Es un programa de entrenamiento de las fuerzas armadas de
Estados Unidos presente en las universidades para reclutar y educar oficiales
encargados. (N. del T.).
Las recompensas de ser verdaderamente
diligente
Es
naturaleza humana seguir la ley del mínimo esfuerzo. Salomón se daba cuenta de
que necesitamos estar motivados para optar por la diligencia en lugar de por
nuestra inclinación natural de «seguir la corriente». ¿Y en qué consiste esa
motivación? Salomón nos dice que ser verdaderamente diligente nos trae recompensas
inapreciables, mientras que la falta de diligencia puede producir devastadoras consecuencias.
He aquí algunas de las recompensas que él promete.
Usted obtendrá una ventaja segura
Sea
cual sea el esfuerzo, ¿qué sería preferible, tener una ventaja fuerte e
inamovible o tener una profunda desventaja? Salomón nos asegura que aquellos
que son verdaderamente diligentes obtendrán una ventaja insuperable sobre
aquellos otros que no lo son. Salomón dice:
Los
proyectos del diligente, todo son ventajas. PROVERBIOS 21:5
Tanto
si competimos frente a empresas, personas, circunstancias o, simplemente,
frente al tiempo, la diligencia nos dará una ventaja única, una ventaja que
dará como resultado una mayor productividad, un mayor logro, una mayor riqueza
y una mayor satisfacción.
Usted controlará la situación en vez de
estar controlado por la situación
¿Qué
prefiere, que su vida la controle su jefe y otras personas o controlar usted su
propia vida? Salomón dice:
La
mano diligente obtiene el mando; la flojedad acaba en trabajos forzados. PROVERBIOS
12:24
Aquellos
que son verdaderamente diligentes no sólo controlan su propio destino, sino que
también acrecientan los logros de quienes están a su alrededor.
Usted se sentirá verdaderamente
satisfecho
La
inmensa mayoría de las personas están en un perpetuo estado de hambre. No de
comida, al menos en Norteamérica, sino de cosas. Los norteamericanos de hoy en
día tienen más deudas y menos ahorros que los de cualquier otra generación en
la historia. No importa lo que tengamos, parece que nunca es suficiente. La verdadera
satisfacción y el contento parecen ser tan raros como un
billete de lotería ganador. En cambio, Salomón nos advierte:
El
alma de los diligentes engorda. PROVERBIOS 13:4
Cuando
utiliza la palabra «alma», Salomón se refiere al ser más profundo del hombre o
de la mujer, a su verdadero centro, a la sede de su personalidad y de sus
emociones. Imagínese estar tan contento y satisfecho que no ansía nada. Ése es
el tipo de satisfacción que se le promete al diligente.
Obtendrá el
respeto y la admiración de aquellos que
ostentan la autoridad
Mientras
que otros se esfuerzan por hacerse notar, el
diligente es solicitado por las personas
prominentes o de autoridad. Eso es lo que Salomón quiere dar a entender cuando
dice que la persona que es diligente en su oficio:
«Se
colocará al servicio de reyes» (Proverbios 22:29).
Sus
logros se convertirán en estrellas brillantes que darán tanta luz que llamarán
la atención de todos los que les rodeen.
Sus necesidades quedarán satisfechas
Aquellos
que trabajan diligentemente en el campo que les compete obtendrán suficiente
éxito material como para satisfacer sus necesidades. Salomón escribe:
Quien
cultiva su tierra se hartará de pan, pero quien vaya en pos de personas vanas
está vacío de entendimiento. PROVERBIOS 28:19
Aquí
también nos advierte de que, si uno se aleja del campo de sus esfuerzos para
seguir a gente vana o para seguir sus consejos, perderá el sendero del entendimiento.
Traducción: No se deje engañar por personas que parecen exitosas en la
superficie y que ofrecen «proyectos para hacerse rico rápidamente», proyectos que
suenan demasiado bonitos para ser ciertos. Cuando se encuentre con ellos, huya.
Experimentará un éxito siempre
creciente
Salomón
nos asegura que aquellos que trabajan diligentemente experimentarán un éxito y
una riqueza siempre crecientes, pero el dinero que nos llega con facilidad, sin
un esfuerzo significativo, casi siempre termina perdiéndose. Dice:
La
fortuna obtenida por vanidad decrecerá, pero aquel que junta por trabajo
medrará. PROVERBIOS 13:11
Por
difícil que resulte de creer, la mayoría de las personas que ganan en la
lotería pierden todo lo ganado en un período de tiempo relativamente breve. Incluso
los jugadores que tienen la suerte suficiente como para ganar una cantidad de
dinero importante en el juego lo pierden todo con el tiempo y terminan llenos
de deudas. Los casinos de Las Vegas no ofrecen gratuitamente las fastuosas
suites de los hoteles a quienes ganan mucho por su bondadoso corazón. Lo hacen
porque saben que, por mucho que haya ganado alguien en el juego, al final
terminará perdiendo mucho más.
Sus esfuerzos serán provechosos
Salomón
promete que TODA labor diligente da como resultado una ganancia; ganancia que
se mide por la exitosa consecución de
sus objetivos y por la recompensa económica que usted recibe por conseguir esos objetivos.
En Proverbios 14:23, dice:
Todo
trabajo produce abundancia, la charlatanería sólo indigencia.
Aplique
ese trabajo a su matrimonio o a sus esfuerzos en la educación de sus hijos, y
su abundancia se medirá por la cantidad de satisfacción que obtendrán tanto
usted como el resto de su familia. Por otra parte, Salomón nos advierte de que
el mero hablar es barato y fácil, y que no lleva a otra parte que a la pobreza.
La labor diligente exige mucho esfuerzo. Requiere visión, creatividad,
compromiso y una colaboración efectiva con los demás. En esencia, Salomón nos está
diciendo que, si a usted no le va bien en su carrera, o si su matrimonio no es
tan satisfactorio como desea, lo más probable es que no esté trabajando con la suficiente
diligencia. La diligencia en cualquier área de nuestra vida traerá siempre
resultados provechosos.
Las consecuencias de no ser diligente
Las
mayores motivaciones que tenemos los seres humanos en la vida son el deseo
de ganar y el temor
de perder. Y Salomón intenta motivarnos con las dos
cosas. Si sus siete recompensas no proporcionan la motivación que usted
necesita para intentar ser diligente, quizá las consecuencias de no ser
diligente le puedan servir de estímulo.
El no diligente siempre se encontrará
en franca desventaja
Los
diligentes se toman todo el tiempo que necesitan para planificar y preparar su
trabajo, de ahí que lo hagan todo de forma excelente. Los que no son diligentes
no se toman el tiempo necesario para planificar, preparar ni realizar su
trabajo. Suelen ir «a salto de mata», y sus prisas terminan por llevarles al
fracaso. Salomón dice:
Los
proyectos del diligente, todo son ganancia; para el que se precipita, todo es
indigencia. PROVERBIOS 21:5
Yo
he perdido todos mis ahorros en cinco ocasiones, y en cada una de esas
ocasiones actué con precipitación; es decir, fui cualquier cosa menos diligente.
Las dos primeras veces, mis pérdidas fueron de 20.000 y de 120.000 dólares
respectivamente. Las tres veces siguientes, las cantidades fueron mucho
mayores, de millones de dólares. De igual modo, mi hija perdió sus ahorros por
actuar de forma precipitada y sin buscar mi consejo o el de otras personas. Si
hubiéramos actuado diligentemente en lugar de precipitadamente, ella aún
tendría sus ahorros y yo tendría millones de dólares de más en mis cuentas.
No dispondrá de ningún
control
A
nadie le gusta no disponer de control alguno en su vida. Nos disgusta
sobremanera que sean otras personas las que controlen nuestra existencia. Sin
embargo, Salomón advierte:
La
mano diligente obtiene el mando; la flojedad acaba en trabajos forzados. PROVERBIOS
12:24
¿Quién
decide cómo emplea usted sus días, cuánto dinero se le pagará, si será
ascendido, degradado o despedido? Incluso en el caso de quienes tienen su
propio negocio, si no son diligentes, terminarán controlados por sus clientes o
por la competencia.
Anhelará muchas cosas, pero encontrará
poco solaz
Mientras
que aquellos que son diligentes ven satisfechos sus deseos más profundos y
disfrutan de una profunda sensación de satisfacción, los que no actúan
diligentemente están sometidos a interminables anhelos que nunca ven
satisfechos. Salomón no sólo nos dice que el alma del diligente engordará;
también nos advierte:
Tiene
hambre el perezoso, más no se cumple su deseo. PROVERBIOS 13:4
Por
desgracia, para aquellos que no actúan diligentemente, su vida está más
definida por el deseo que por la satisfacción.
El no diligente carecerá de entendimiento
En
la actualidad, los canales de televisión están repletos de personas que
prometen fortuna sin trabajar. Usted puede comprar una propiedad inmobiliaria
sin poner dinero, puede hacer centenares de miles de dólares
en bienes indispensables para el
trabajo aun cuando no tenga dinero ahorrado, y así sucesivamente.
Salomón
nos advierte de que quienes van en pos de artistas del dinero fácil y de planes
para hacerse ricos rápidamente no hacen otra cosa que demostrar su ignorancia,
Quien
cultiva su tierra se hartará de pan, pero quien vaya en pos de personas vanas
está vacío de entendimiento. PROVERBIOS 28: 19
Derrochará su
fortuna y su seguridad
La
fortuna obtenida por vanidad decrecerá, pero aquel que junta por trabajo
medrará. PROVERBIOS 13: 11
Salomón
diferencia entre las dos formas en que la gente obtiene su fortuna: los que la
obtienen a través de sus esfuerzos diligentes y los que la obtienen sin trabajar
por ella. En Proverbios l3:11, advierte de que los que obtienen su fortuna por
medio de búsquedas vanas verán disminuir sus riquezas y, en última instancia,
las verán desaparecer.
Sus esfuerzos quedarán en
nada
Los
hay que hacen su trabajo diligentemente y de corazón, mientras que otros no
hacen más que hablar de lo que harán algún
día. Hablar es fácil,
no precisa de esfuerzo. El trabajo diligente requiere una gran dosis de
esfuerzo. Pero, mientras que el diligente saca provecho de sus trabajos, el
charlatán no hace más que desperdiciar su tiempo y el de los demás. Ése es el
motivo por el cual Salomón nos dice en Proverbios 14:23 que la charlatanería
sólo produce indigencia».
¿Cómo puede ser usted verdaderamente
diligente en todos los aspectos de su vida?
Salomón
nos ofrece cuatro pasos que cualquier persona puede aplicar para hacer de la
diligencia parte de su vida cotidiana. Sin embargo, hay un gigantesco obstáculo
que nos vamos a encontrar casi a diario. Me refiero a la tendencia inherente
que tenemos a seguir la ley del mínimo esfuerzo; nuestra pereza innata.
Muy
pocos nos consideramos personas perezosas. Pero lo cierto es que todos tenemos
las semillas de la pereza en nuestra naturaleza. Y, si no se hace algo,
esas semillas crecerán en un campo que socavará uno o más aspectos de nuestra
vida. Si no les prestamos atención, pueden sofocar el potencial de nuestra vida.
Normalmente, nos enfrentamos a las semillas de la pereza en algún aspecto de
nuestra vida, como en nuestra profesión, y dejamos desatendidos otros aspectos,
como las relaciones familiares.
Yo
he conocido a hombres que han hecho una gran fortuna en su vida profesional,
mientras que su matrimonio terminaba en divorcio. Pero no tiene por qué ser
así. Salomón nos muestra cómo podemos tratar con estas semillas, estén donde
estén, y cómo podemos reemplazarlas por las semillas de la diligencia.
Reconozca las causas que originan la
pereza
Según
Salomón, hay cuatro causas que originan la pereza: el egocentrismo, la vanidad
(arrogancia), la ignorancia y la irresponsabilidad. (Salomón suele combinar
estas dos últimas en una única categoría que denomina necedad.) Para tratar de
forma eficaz con la pereza, tendremos que tratar con las causas que la
originan.
El egocentrismo
Al
hombre le parecen rectos todos sus caminos... PROVERBIOS 21:2
Naturalmente,
vemos las cosas en primer lugar desde nuestro punto de vista. Si no cambiamos
de enfoque para centrarnos en los intereses y el bienestar de los demás, no
haremos otra cosa que buscar una gratificación inmediata de nuestros deseos egoístas.
Nos volveremos ciegos al impacto de nuestros actos sobre nuestro futuro o sobre
las vidas de los demás. Salomón sugiere que nos preguntemos qué curso de acción
podríamos tomar que sirva mejor al interés de todos los afectados.
La vanidad (arrogancia)
El
perezoso se tiene por más sabio en su propia vanidad que siete personas que
puedan ofrecer una razón... PROVERBIOS 26:16
Debido
a que solemos pensar que somos más listos que los que nos rodean, nos
conducimos sin buscar los consejos o el asesoramiento de los demás. Es mucho
más fácil actuar primero y buscar consejo después. Y dado que creemos saber más
que los demás, simplemente emprendemos la acción que nos apetece emprender.
Sólo tenemos que aceptar que hay otras personas que son tan lúcidas y sabias como
nosotros, si no más, y que conviene que busquemos sus consejos antes de tomar
decisiones importantes y de actuar en función de ellas. Aquellos que son verdaderamente
diligentes buscarán las palabras de varios consejeros sabios antes de
embarcarse en cualquier acción importante.
La ignorancia y
la irresponsabilidad (necedad)
He
pasado junto al campo de un perezoso y junto a la viña de un hombre insensato,
y estaba todo invadido de ortigas, los cardos cubrían el suelo, la cerca de
piedras estaba derruida. PROVERBIOS 24:30-31
La
última causa de la pereza es la ignorancia y la irresponsabilidad, o lo que
Salomón llama necedad. Frecuentemente, la necedad es el resultado de la ignorancia
que tenemos acerca de las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones. Es
más fácil actuar desde la ignorancia que formarse, pues formarnos y educamos
precisa de tiempo y de esfuerzo. Es fácil seguir siendo ignorante y seguir la
ley del mínimo esfuerzo. Sin embargo, las consecuencias de este tipo de necedad
pueden ser devastadoras. Aún peor es la irresponsabilidad pues, sabiendo lo que
se debe hacer, se opta por no hacerlo.
La pereza da lugar a más pereza
El
perezoso no ara el campo debido al frío; luego, suplicará en la cosecha y no
hallará nada. PROVERBIOS 20:4
La
pereza se puede difundir también a otras áreas de su vida. Cuanto más ceda a su
inclinación natural de gratificación inmediata, más fuerte se hará esa inclinación,
hasta que se convierta en un hábito.
La
pereza construye una dolorosa barrera que nos separa de la consecución
personal. En Proverbios 15:19, Salomón dice: «El camino del perezoso es como un
seto de espinos». Cuando yo era niño, el vecino del patio trasero tenía rodeado
su patio por un espeso seto de bayas rojas y espinos. A mis amigos y a mí nos aterrorizaban
aquellas ocasiones en que, accidentalmente, una pelota de béisbol o de fútbol
americano iba a parar al patio del señor Fouts. Uno de nosotros tendría que
abrirse paso a través de los espinos para recuperar la pelota. Y cualquiera que
tenía que hacer dicha faena volvía cubierto de sangrientos arañazos. Para
Salomón, la pereza construye este mismo tipo de barrera para el éxito personal.
Pocos son los que se sienten capaces o están dispuestos a cruzarla.
Los pasos que sugiere Salomón para
hacernos diligentes
Entonces,
¿cómo podemos introducir en nuestra vida el concepto de diligencia que propone
Salomón? Ser verdaderamente diligente lleva tiempo y supone hacer un hábito de
ello en las áreas importantes de la vida. La buena noticia es que no tendrá que
esperar durante años, meses o días para empezar a aplicarse diligentemente en
sus empresas. Salomón nos da cuatro pasos que podemos utilizar desde ya para empezar
a actuar diligentemente en nuestro trabajo, en nuestra carrera, en nuestro
matrimonio, en nuestras relaciones con los hijos o, incluso, en el campo
espiritual de nuestra vida.
Paso 1.
Despierte a la realidad
¿Hasta
cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?.. Llegará
como un bandido tu miseria y la escasez como un hombre armado. PROVERBIOS
6:9-11
Creemos
disponer de más tiempo del que realmente disponemos para alcanzar nuestros
objetivos personales y profesionales. Y así nos andamos con dilaciones y dejamos
de hacer lo que sabemos que deberíamos hacer. Por ejemplo, casi el 80 por
ciento de los estadounidenses tiene problemas de sobrepeso. Y casi todos piensan
que empezarán a perder peso la próxima semana, el mes próximo o el año que viene.
Tienen planeado comer mejor, hacer más ejercicio y cuidar más de su cuerpo.
Pero pasan los años y no encuentran tiempo para ponerse manos a la obra.
Ponerse en forma no deja de ser un sueño para ellos, porque están dormidos a su
propia realidad. De igual modo, esposos y esposas, padres y madres, tienen planes
para mejorar su matrimonio o su familia... ¡pero siempre se trata de algo que
se hará más adelante! Salomón dice: ¡DESPIERTA y DEJA DE ANDARTE
CON DILACIONES!
No
siga dormido ante las realidades que le rodean. Salomón nos pide que
despertemos al mundo real, con sus limitaciones, sus exigencias y sus
oportunidades. El reloj no deja de avanzar, y cada día que pasa es un día que
nunca se repetirá. Y cada día que pasa nos acerca un día más al término de
nuestro limitado tiempo en la Tierra. Despierte y actúe con diligencia en su
vida ahora mismo. ¡Las oportunidades se le multiplicarán! Asuma la responsabilidad
de su vida, de sus actitudes, de sus valores y de cómo emplea usted su tiempo.
Paso 2.
Defina sus visiones
Salomón
dice en Proverbios 29:18: «Cuando no hay
visiones, el pueblo perece». Dicho de otra forma, si no tenemos visión, perdemos
la dirección, la motivación, la alegría, la pasión, la energía, la creatividad
y el compromiso. Afortunadamente, lo opuesto de este proverbio también es
cierto. Cada vez que uno introduce una visión verdadera en cualquier área de la
vida obtiene nueva energía. Descubrirá dirección, motivación, alegría, pasión,
energía, creatividad y compromiso. Definir una visión es un componente esencial
de la diligencia. De hecho, es imposible ser verdaderamente diligente si uno no
dispone de una visión clara de lo que quiere conseguir. Aportar diligencia a la
vida es el paso más importante que uno puede dar. En Proverbios 6:6, Salomón
dice a aquellos que carecen de diligencia que observen con atención a la
hormiga. La hormiga «no tiene jefe, ni
capataz, ni amo; sin embargo, asegura en el verano su sustento, recoge su
comida al tiempo de la mies». Es decir, la hormiga está tan orientada a una
misión que, incluso sin supervisión ni dirección, hace exactamente lo que tiene
que hacer por su bien y por el bien de toda la colonia. Cuando usted tiene una
visión clara de lo que quiere hacer, y cuando tiene un plan detallado para
hacer realidad esa visión, como la hormiga de Salomón, usted tiene la
iniciativa y obtiene la diligencia para hacer realidad la visión.
Paso 3.
Busque un socio eficaz
Donde
no hay consultas, los planes fracasan; con muchos consejeros, se llevan a cabo.
PROVERBIOS 15:22
En
cualquier empresa que merezca la pena, es imposible ser diligente sin buscar consejo
externo y sin buscar socios eficaces. Todos sabemos un poco de todo, pero no
hay nadie que sepa mucho de todo. La mayoría de las personas posee
conocimientos profundos en unos cuantos temas, pero ignora completamente o es
incapaz de realizar un millón de otras cosas. Sin embargo, la verdadera
diligencia exige la excelencia en cada paso que damos.
La
única forma posible de conseguir la excelencia en las áreas en las que
carecemos del talento o de los conocimientos necesarios consiste en buscar
consejo y/o un socio eficaz. Cuando hablo de buscar socio, me refiero a pedir
la ayuda de consejeros, asesores, mentores o cualquier otra persona que pueda
proporcionarnos los conocimientos y las habilidades que necesitamos para lograr
la excelencia en la realización de nuestra visión.
A lo
largo de la historia, nadie ha podido lograr ninguna meta que mereciera la
pena, ningún proyecto significativo ni ningún sueño imposible sin unos asociados
eficaces y sin buscar consejo fuera de sí. Si las personas que más éxito han
tenido en la historia tuvieron necesidad de consejeros y de asociados, ¿por qué
iba a ser usted diferente e iba a conseguir algo que verdaderamente merezca la
pena sin tal ayuda? Lo cierto es que nadie puede hacerlo. La persona
verdaderamente diligente no busca consejo sólo cuando tiene problemas en su
empeño; más bien, busca consejo desde un principio, antes de dar inicio a su esfuerzo.
Esto reduce enormemente los riesgos de fracaso e incrementa significativamente
las probabilidades de éxito.
Paso 4.
Busque la sabiduría y construya su vida sobre ella
Adquirir
sabiduría, cuánto mejor que el oro; adquirir inteligencia es preferible a la
plata. PROVERBIOS 16:16
El
último componente, un componente crítico, para convertirse en una persona
diligente es buscar la sabiduría y construir la vida sobre sus cimientos.
Salomón nos dice que busquemos la sabiduría como si de un tesoro oculto se tratara.
La verdadera sabiduría rara vez se encuentra en la superficie, a la vista de
todos, sino que más bien es un tesoro que hay que buscar, y los que lo buscan
suelen tener que escarbar por debajo de la superficie. Pero no es un empeño
difícil. Es divertido buscar tesoros enterrados, y resulta sumamente gratificante
encontrarlos. Como podrá ver en el último capítulo de este libro, las
recompensas que se derivan de la obtención de la verdadera sabiduría son literalmente
inimaginables.
Es
imposible ser diligente en cualquier empeño sin obtener primero una visión
clara y precisa de lo que uno pretende alcanzar. En el siguiente capítulo, descubrirá
el modo de desarrollar y de potenciar la visión de cada empresa y de cada
proyecto importante en su vida.
¿Es
usted diligente en su trabajo, en su matrimonio, como padre o madre, en su
carrera? Utilice esta lista para medir su nivel de diligencia en cualquier área
importante de su vida. Esta lista le ayudará a determinar en qué momentos y en
qué situaciones carece de la suficiente diligencia. Las habilidades que va a
aprender en los dos próximos capítulos le ayudarán a actuar de forma diligente
en cualquier empeño al que se haya entregado.
LISTA
SOBRE LA DILIGENCIA
1. ¿Tiene usted una visión clara y precisa
de lo que quiere alcanzar?
2.
¿Insiste creativamente en su empeño, a pesar de las decepciones y de los
fracasos?
3.
¿Trabaja de forma inteligente?
4. ¿«Planifica
rectamente»?
5.
¿Lleva a cabo las cosas de un modo «recto»?
6.
¿Trabaja con prontitud (con fechas marcadas)?
7.
¿Trabaja eficientemente?
8.
¿Trabaja efectivamente (consiguiendo resultados efectivos)?
9.
¿Obtiene resultados de calidad?
10.
¿Alcanza la verdadera excelencia?
Para los que están interesados en este tipo temas, pueden bajar el libro en pdf aquí.
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Oración para hoy:
Gracias por los
espacios de reposo que me concedes. A veces siento sobre mí un peso enorme que
me abruma. Me da la impresión de que no lograré salir adelante, de que no puedo
dar ni un paso más. Pero después, en el momento preciso, Tú aligeras mi carga.
Tomas en Tus manos el peso que llevo a cuestas, lo levantas y me concedes suave
descanso y relajación; justo lo que me hace falta. Cuando no aguanto más, sólo
Tú podrías saber que necesito una tregua. En esos momentos me dejas sentir Tu
amor celestial.
Me das pausas entre
una batalla y otra. Me infundes paz en medio de la tormenta. Me envías rayos de
alegría aun en plena lluvia de tristeza, y me ofreces un abrigo de paz donde
resguardarme de los vientos turbulentos. Todo lo que procede de Tu mano es
perfecto: las alegrías y el amor, las dificultades y las pruebas. En cualquier
caso, Tú, amorosamente, me concedes momentos de profunda paz y tranquilidad.
Sé que todo lo que
sucede está planeado por Ti. Me dijiste que transitara por esta senda; que has
dispuesto cada uno de mis pasos, de uno en uno; que portara fiel y
diligentemente mi cruz. Me mandaste que reflejara Tu amor, que llevara Tu gozo
en mi corazón y que tuviera una sonrisa dibujada en el rostro a la vista de
todos. Gracias por mostrarme, no sólo qué camino tomar, sino también cómo debo
proceder. Tus amorosas palabras me guían. Te amo, Jesús.
Hugo, en una de nuestras
clases semanales con nuestros amigos.
¡Con mucho amor y oraciones!
Hugo y Elizabeth
Ministerio Luz Celestial, San José – Costa Rica
Teléfonos: (506) 88539162
E-mail: mluzcelestial@gmail.com
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